Si nunca has salido de España puede que no lo hayas escuchado nunca; y si has salido, puede que tampoco. Pero lo cierto es que es algo curiosamente extendido por muchos otros países de habla hispana: el 21 de marzo es el 'día de las flores amarillas'. Ciertamente no está recogido por ninguna organización, pero se conoce así a este día en algunos puntos de Latinoamérica y, como bien indica su nombre, es un día para regalar flores de color amarillo. Tan sencillo como esto.

¿Pero de dónde viene esta tradición? Hay que cruzar el charco para entenderla, aunque incluso en España es bastante conocido su origen. El origen de esta tradición (o, debido a su reciente incorporación en las costumbres, quizás sería más conveniente llamarlo tendencia) está en la popular telenovela juvenil Floricienta, una serie creada por Cris Morena —también autora de Rebelde Way, Alma Pirata o Chiquititas— emitida en Argentina (y extendida a muchos países del resto del mundo) en los años 2000.

Según explican desde Univisión, de aquella serie surgió una de sus canciones más conocidas, llamada precisamente 'Flores amarillas'. En este tema, la protagonista, Floricienta, habla de su sueño de toda la vida de recibir un detalle así por parte de su amado. Esta es la letra de la canción:

Él la estaba esperando con una flor amarilla,

ella lo estaba soñando con la luz en su pupila

y el amarillo del sol iluminaba la esquina.

Lo sentía tan cercano, lo sentía desde niña;

ella sabía que él sabía, que algún día pasaría,

que vendría a buscarla, con sus flores amarillas.

No te apures no detengas, el instante del encuentro;

está dicho que es un hecho, no la pierdas no hay derecho.

No te olvides, que la vida

casi nunca está dormida.

En ese bar tan desierto los esperaba el encuentro,

ella llegó en limosina amarilla, por supuesto;

él se acercó de repente y la miró tan de frente.

Toda una vida soñada y no pudo decir nada.

No te apures, no detengas el instante del encuentro.

Está dicho que es un hecho, no la pierdas no hay derecho.

No te olvides, que la vida

casi nunca está dormida.

Ella sabía que él sabía;

él sabía, ella sabía;

él sabía, ella sabía y se olvidaron, de sus flores amarillas.

¿Y por qué el 21 de marzo? Dado que este día siempre es el primero (o el segundo) de la primavera en el hemisferio norte, se ha relacionado la canción con la llegada de la estación más cargada de flores. Aunque esta tendencia está extendida por gran parte de Latinoamérica, en el hemisferio sur lo trasladan al 21 de septiembre, fecha en la que (más o menos) entra la primavera allí, mientras en el hemisferio norte, España incluida, comienza el otoño.