El cierre de los comedores escolares es una penitencia para familias como la de Sabina. Con dos hijas a su cargo pasan estos días como pueden. Viven en Valencia y entre las fiestas de las Fallas y la Semana Santa es casi un mes, en el que tienen que tirar sin el apoyo de los comedores escolares. “La verdad es que lo paso bastante mal porque si ellas van al colegio tienen una comida asegurada al día pero si no hay colegio me tengo que buscar la vida con lo que tenga yo, lo que me den”, explica Sabina.

Las asociaciones de padres denuncian que cada vez más progenitores les llegan pidiendo ayuda. “Encontramos a muchos padres que no se atreven ni a decirlo porque si fueran a servicios sociales o algún otro organismo les podrían quitar la tutela de sus hijos”, cuenta María León miembro de la CEPA.

Asociaciones como ‘Save The Children’ reclaman la apertura de los comedores pero insisten que para atajar el problema no es suficiente. “Más allá de la existencia de comedores tenemos que afrontar el problema en sus causas. Romper el círculo de la pobreza y acabar con esa sensación para que los niños no pasen hambre en sus casas”, explica Rodrigo Hernández, miembro de ‘Save The Children’.

En algunos comedores como el de ‘Mensajeros de la Paz’, no se cierra por vacaciones, donde procesionan centenares de personas cada día. Un comedor en que los pasos son cajas de alimentos. “ Por aquí han pasado miles de personas y van a seguir viniendo por desgracia ya que todavía no hemos llegado a lo que todos queremos que la gente pueda comer en sus casas”, explica el padre Ángel, miembro de “Mensajeros de la Paz”. Soluciones para acabar con un problema que no desaparece por vacaciones.