Sara ha vivido toda su vida sin saber que tenía autismo, se lo diagnosticaron a los 41 años tras más de cuatro décadas buscando respuestas. La autora de 'SoyMujerAutista' confiesa que llegó a pensar que era de otro planeta y que vendrían a buscarla y se la llevarían.

Como directora de una escuela de música, tuvo que aprender los patrones de comportamiento, algo que le implicó un desgaste mental. "Es cansado que tu día a día sea actuar como tú crees que los demás esperan que seas", confiesa.

Por su parte, Beatriz ha vivido enmascarando su conducta ante todos. "Antes quizá hacía un sobreesfuerzo por tener que encajar en un sitio y acababa reventada", explica a las cámaras de laSexta. Reconoce que ello le quitaba energía: "Arrastras depresión y ansiedad. Cuando ves a la gente de tu alrededor te planteas qué haces ahí". Sara asegura que se lo guardaba todo para dentro, hasta el día que explotó.

Las personas con autismo no leen entre líneas y eso puede ser un problema, como le sucedió a Sara cuando iba al colegio. "El profesor dijo algo muy típico, que de ahí no se levantaba nadie hasta terminar", cuenta. Sara no se levantó hasta que terminó y tuvieron que cambiarla entera.

¿Por qué hay tanta invisibilización del espectro en las mujeres? Montse Heredia, presidenta de Aprenem Autisme, explica que las mujeres arrastran esa cultura de que las chicas son más calladas y hacen un grupo más pequeño.

Por su parte, Ruth Vidriales, de la Confederación de Autismo España, señala que cuando la mujer va a consulta, es más probable que el profesional piense en otro tipo de problema.

En este sentido, el diagnóstico es fundamental para dejar de ser esas personas que secas, raras o bordes, ahora tienen su verdad. "Para ellas supone un alivio y una explicación a algunas de aquellas cosas que habían ido haciendo pero que notaban que le suponía mayor dificultad", sostiene Laura Gisbert, doctora en psiquiatría del hospital Vall d'Hebron.