Este fin de semana tendremos que adelantar los relojes una hora para dar paso al horario de verano, una práctica que se lleva a cabo cada último domingo del mes de marzo. En concreto, el cambio al horario de verano de 2019 se producirá la madrugada de este sábado, 30 de marzo, al domingo 31, cuando las 02:00 se convertirán en las 03:00. En Canarias, a la 01:00 serán las 02:00.
La hora cambia dos veces al año: el siguiente cambio de hora, con el que comienza el horario de invierno, tiene lugar el último domingo del mes de octubre. Ese día, los relojes se atrasan una hora y a las 03:00 pasan a ser las 02:00.
¿Por qué se hace?
La idea tras el horario de verano es aprovechar más la luz solar por las tardes, adaptando los horarios humanos a las horas de luz naturales. Por eso el cambio de hora se realiza a finales de marzo, con elinicio de la primaveraen el hemisferio norte.
El ahorro energético es uno de los principales argumentos a favor del cambio de hora, ya que en teoría reduce la necesidad de iluminación artificial. Sin embargo, la Comisión Europea, en su propuesta de abolirla, planteada en septiembre, asegura que "el efecto de la hora de verano en el ahorro energético total es mínimo".
En España, por su parte, el Instituto de Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) cifró en un 5% la reducción del consumo de energía gracias a la hora de verano en 2015, lo que equivale a un ahorro anual de 300 millones de euros.
Por otra parte, los partidarios del horario de verano sostienen que el incremento de horas de luz tras la jornada laboral fomenta el comercio y la práctica de deporte, entre otras actividades de ocio, y que favorece la seguridad vial.
En este sentido, sin embargo, la Comisión Europea afirma que los datos que relacionan el horario de verano y los accidentes en carretera "no son concluyentes". De hecho, podría ser contraproducente, ya que algunos estudios sugieren que la falta de sueño por el adelantamiento de la hora en primavera aumenta el riesgo de accidentes.
¿Desde cuándo se realiza?
En la actualidad, el cambio de hora en España viene dado por una Directiva Europea del año 2001, que fija una fecha y hora comunes para todos los Estados miembros para el comienzo y el fin del horario de verano.
Sin embargo, los antecedentes de esta práctica se remontan muy atrás, a los tiempos del Imperio Romano. Según recoge Europa Press, los historiadores indican que en la antigua Roma las escalas de los relojes de agua variaban según la época del año, por lo que una hora tenía diferente duración en invierno y en verano.
Ya en el siglo XVIII, Benjamin Franklin fue pionero en sugerir medidas para ahorrar energía, como obligar a todos los ciudadanos a despertarse más temprano, para así ahorrar velas. A comienzos del siglo XX, el arquitecto británico William Willett propuso el cambio de hora en el Reino Unido para que los ciudadanos no 'desperdiciaran' durmiendo las horas de luz durante el verano, una propuesta que sin embargo no encontró acogida en el Parlamento.
Posteriormente, en 1916, durante la Primera Guerra Mundial, Alemania decidió adelantar los relojes una hora para ahorrar carbón. Esta maniobra fue imitada por muchos otros países, pero revertida tras el final del conflicto.
No fue hasta la década de los 70 cuando el cambio de hora se institucionalizó: en 1973, la crisis del petróleo motivó que se volviera a instaurar el cambio horario para reducir el consumo de este combustible y, en esta ocasión, la práctica se mantuvo en muchos países.
¿Qué otros países lo practican?
En la actualidad, muchos países utilizan el horario de verano o Daylight Saving Time (DST, por sus siglas en inglés) en todo el mundo, especialmente en el hemisferio norte. El horario de verano europeo o European Summer Time (EST) lo utilizan todos los países integrantes de la Unión Europea, que además hacen el cambio de hora a la misma vez.
¿Cómo nos afecta el cambio de hora?
La consecuencia más inmediata de adelantar el reloj una hora es que la noche del sábado al domingo 'perdemos' una hora de sueño. Sin embargo, según señalan los especialistas, el impacto del cambio de hora en los biorritmos humanos puede ir más allá.
La doctora Mireia Dalmases, del Instituto de Investigación Biomédica de Lleida, explica que "la hora perdida en el cambio de horario de primavera puede provocar pequeños desajustes de salud, sobretodo en el ritmo de sueño y vigilia". Así, es posible que experimentemos síntomas como "fatiga, irritabilidad, dificultad de la concentración y disminución de la atención" y, en algunos casos, "ansiedad, dificultad para conciliar el sueño y somnolencia diurna".
No obstante, matiza la doctora, que ha realizado diversos estudios sobre trastornos del sueño, estos desajustes son "transitorios". Además, señala que "no son generalizados ni afectan a todos los grupos poblacionales". "Niños y ancianos suelen ser los grupos más afectados y pueden tardar un poco más de tiempo en adaptarse", detalla.
De todas formas, hay algunas cosas que podemos hacer para minimizar los efectos del cambio de hora. En este sentido, la especialista recomienda realizar el cambio de horario "de forma escalonada". "En lugar de restar una hora de golpe, realizar un ajuste paulatino durante los tres o cuatro días previos para minimizar el impacto", explica, algo "especialmente aconsejable en bebés y personas de edad avanzada, pero también en aquellas personas con problemas de insomnio".
Si esto no es posible, añade, "se recomienda mantener una buena higiene del sueño": evitar el tabaco, la cafeína, el alcohol y la práctica de ejercicio las horas previas a irnos a dormir y minimizar las siestas, "aunque sean de corta duración". En cualquier caso, la doctora Dalmases recomienda "no obsesionarse con los pequeños cambios que se notan las primeras 48 horas" tras el cambio de hora, porque los desajustes suelen ser temporales.
Un cambio polémico
En los últimos tiempos se ha puesto cada vez más en duda que el supuesto ahorro energético justifique realmente el cambio de hora estacional. Ello, sumado a los efectos nocivos que presuntamente tiene en la salud ha motivado que surjan iniciativas para derogarlo.
Así, el pasado verano, la Comisión Europea presentó una propuesta para acabar con los cambios de hora en toda la UE y convocó una consulta ciudadana sobre esta cuestión. El 84% de los participantes de dicha encuesta, en la que participaron 4,5 millones de ciudadanos europeos, además de empresas y Estados, votó a favor de abolir el cambio de hora.
Así, la Comisión propuso que el de este fin de semana fuera el último cambio de hora obligatorio que se realizase en la UE, y se planteó a cada Estado miembro con qué horario prefería quedarse: el de invierno o el de verano.
Sin embargo, el Parlamento Europeo ha pospuesto la decisión, al menos hasta el año 2021. En el caso de España, la comisión de expertos encargada de analizar esta cuestión no ha alcanzado "ninguna resolución concluyente", por lo que, al menos de momento, seguiremos manteniendo el cambio de hora estacional: