Ha llegado el momento que muchos esperaban: las vacaciones, comidas y cenas de Navidad; un año más, con la pandemia de coronavirus haciendo estragos en nuestro país. La incidencia acumulada, disparada, y el brutal aumento de casos en los últimos días nos hacen replantearnos nuevamente la forma en la que tendremos que celebrar estas fechas festivas, en las que la responsabilidad importa más que nunca.

Por ello, a los encuentros familiares y entre amigos debemos acudir con al menos un test de antígenos negativo y, claro, con mascarillas. "Puede ser una buena herramienta para empezar con cierta seguridad", explica a laSexta Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología de la Universidad CEU San Pablo. En este sentido, también tenemos que evitar los besos y abrazos y pasar directamente a la comida o cena que vayamos a celebrar.

En este punto llega la gran pregunta: ¿cómo nos sentamos para evitar en lo posible los riesgos derivados de la reunión? Los expertos recomiendan dividir los encuentros en dos núcleos convivientes. Ponemos un ejemplo con dos abuelos y una familia con dos hijos menores, uno de ellos sin vacunar. Antes de sentarse, todos habrán pasado por el test de antígenos y todos llevarán mascarilla.

Primero deberán sentarse los abuelos. Es aconsejable que se sienten juntos a los dos. Tras ellos, el resto. La clave está en la distancia entre las dos partes de la mesa: entre un metro y metro y medio, si es posible. En nuestra cena, la ventana también será clave. Tenemos que abrirla. ¿Cuánto tiempo? Pues habrá que usar el sentido común, aunque tiene que haber ventilación continua.

"Ventilar cinco o seis minutos cada hora", ha señalado José Antonio López Guerrero, virólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid. Si a nuestra mesa se suma más gente, hay que tener cuidado. El tercer núcleo debe separarse en la medida de lo posible. Y si en tu caso tienen un no vacunado en la cena, los expertos lo tienen claro: "Por su propia seguridad, intentaría persuadirle para que no asistiera".