Científicos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria han realizado una nueva evaluación sobre las consecuencias de ingerir Bisfenol A, una sustancia química que se utiliza en muchosenvases de alimentos. Pueden influir en el sistema de defensas de nuestro organismo.

Es muy fácil encontrar el bisfenol A en cualquier despensa: en algunas latas de conservas, de refrescos, en recipientes o botellas de plástico. El problema es que este compuesto puede migrar en cantidades reducidas de los envases a los alimentos y acabar contaminándolos.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en una nueva evaluación, ha alertado que constituye un riesgo para la salud de los consumidores de todos los grupos de edad. Lo ha hecho en un estudio en el que se ha examinado 800 informes científicos publicados desde 2013.

Esta vez se ha observado que su ingesta provoca alteraciones en nuestro sistema inmunitario. Concretamente se ha detectado que hay un incremento de un tipo de glóbulos blancos denominados T-helper. "Son como los centrocampistas de nuestro sistema de defensas. Si se alteran, es muy probable que hagan que el equipo no juegue bien y se produzca un mal funcionamiento", analiza el presidente de la Sociedad Española de Inmunología, Marcos Lopez Hoyos.

"Podría dar lugar al desarrollo de inflamación pulmonar alérgica y trastornos autoinmunes, confirma el presidente de la Comisión Técnica de Materiales en Contacto con Alimentos, Enzimas y Auxiliares Tecnológicos de EFSA Claude Lambré.

Ahora los científicos hacen un llamamiento para tomar medidas. "La EFSA ha reducido significativamente la ingesta diaria tolerable nada más y nada menos que en 20.000 veces la cantidad que en teoría podemos tomar cada día de forma segura", nos explica Ethel Eljarrat, investigadora del IDAEA-CSIC.

En España, desde enero de 2023 el uso de esta sustancia en productos de alimentación está prohibido. "El problema es que no es así en muchos otros países de la Unión Europea, no está homologado", advierte Ileana Izverniceanu, portavoz de la OCU. Por eso, consideran que tendría que crearse una normativa europea común y establecer controles en las fábricas para proteger a los consumidores. "Si tú vas al supermercado no puedes saber a simple vista si un envase contiene bisfenol A o no. La mejor solución sería dejar de utilizar este compuesto en productos de alimentación en toda la comunidad europea", añade Eljarrat.

Anteriormente, ya se había alertado de otros efectos nocivos del bisfenol A asociándolo a la obesidad, diabetes o incluso a trastornos de neurodesarrollo en menores. De ahí que a nivel europeo desde 2011 esté prohibido usarlo en biberones y desde 2018 en cualquier producto infantil de alimentación.