Entre el público entregado a la causa de Artur Mas, había un espectador insatisfecho, al líder de ERC, Oriol Junqueras, sólo le levantó de la butaca la pasión de los 3.000 asistentes y su sincronía.

Porque el President ha conseguido poner entre las cuerdas a los rebeldes republicanos con una estrategia tan inteligente como draconiana: o se suman a una lista soberanista única o deben lograr mayoría absoluta.

Así que Mas tenía un plan B, habrá elecciones antes del verano, sólo si los partidos soberanistas acceden a presentarse con un único punto: la independencia de Cataluña. Dicho de otro modo, o se hace a su manera, o todos pierden. Artur Mas también tiene para los partidos no independentistas, con unas plebiscitarias, Mas les fuerza a entrar en el juego, porque por encima de su programa, tendrán que defender el no en una campaña electoral que, a todos los efectos, será un referendum.

Tanto está tensando la cuerda con Madrid, que ha conseguido poner de acuerdo en algo a los grandes partidos nacionales. En palabras de Mariano Rajoy, "el señor Mas ha dado un paso más hacia ninguna parte, se ha convertido en presidente de una parte de los catalanes". Pedro Sánchez, ha denunciado que "está fracturando a la sociedad catalana". Cayo lara ha apuntado que "Masc, con su declaración, no ayuda nada". 

La ambición de Mas se extiende a 2016, si de las urnas sale un contundente sí, el Parlament proclamará la independencia de Cataluña, como muy tarde, un año y medio después tras unas elecciones convencionales.