Berto Guillén fue uno de los canteros encargados de colocar la lápida sobre la tumba de Franco el 23 de noviembre de 1975. Este vídeo y estas líneas resumen su versión del operativo que él mismo dirigió.

Berto es el hombre que comandó las labores técnicas de enterramiento de Franco en el Valle de los Caídos. Lo hizo, como cantero, junto a ocho compañeros encargados de que la lápida del dictador quedara perfectamente colocada sobre la fosa que contenía su féretro.

Él mismo leyó ante las cámaras de laSexta Columna el diploma que le envió el régimen por su tarea al frente del operativo:

Muy señor mío:

Con el más profundo reconocimiento quiero corresponder el desinterés económico, gran cariño y acierto, con que han realizado la penosa labor de dar enterramiento a nuestro querido Jefe de Estado (Q.E.P.D.) el pasado día 22 de noviembre en el Valle de los Caídos.

Muy agradecido, le saluda cordialmente,

Fernando Fuertes de Villavicencio

El agradecimiento lo firmaba Fernando Fuertes de Villavicencio, quien fuera consejero delegado gerente del Patrimonio Nacional y posterior vicepresidente del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional. Iba dirigido, junto a una botella de "vino nacional" (con rigurosa etiqueta patria), a Berto Guillén, el cantero al frente del operativo de enterramiento del dictador.

'Teníamos que hacerlo todo en minuto y medio'

Berto conoció mejor que nadie los tiempos que había manejado la cúpula franquista para el entierro del dictador. La lápida que cubriría su tumba en la basílica del Valle de los Caídos fue construida en secreto medio año antes de la muerte del caudillo. "Estuvo en el taller alrededor de seis u ocho meses hasta que se murió Franco", recuerda Berto.

La lápida, de 1.500 kilos, llegó al Valle apenas dos semanas antes del fallecimiento del generalísimo. Desde entonces, 15 días de ensayos para dar sepultura a Francisco Franco.

El propio Berto relata cómo llevaron a cabo esos ensayos y el posterior entierro: "Metíamos los rodillos bajo la lápida, la llevábamos hasta donde había que meterla. Teníamos que meter los gatos deprisa y corriendo para quitar los rodillos y dejar la lápida colocada en su sitio. Teníamos que hacerlo todo en minuto y medio".

Además, recuerda con precisión el éxito de la operación. Salió tal y como habían ensayado. "Quitamos los rodillos y la lápida quedó puesta al instante; y luego, el agujero que quedó por el gato se tapó con un poco de cemento y un cachito de lápida", rememora el jefe del operativo encargado de cubrir la tumba de Franco.

El único embalsamador de Franco que sigue vivo

Antonio Piga es uno de los cuatro médicos forenses que se encargaron de embalsamar a Franco tras su muerte el 20 de noviembre de 1975. Es el único de aquel equipo que sigue con vida.

En principio, el operativo encargado de la exhumación de Franco del Valle de los Caídos no tiene previsto acceder a los restos del dictador, salvo que la caja de zinc que los alberga se haya deteriorado por el paso del tiempo y las posibles filtraciones de humedad que habrían afectado a la conservación del cadáver. "Lo que puede pasar es que hayan entrado esporas de pequeños hongos con moho", apuntaba Antonio Piga en una entrevista en el programa Liarla Pardo.

'Las facciones de Franco han disminuido de volumen y en vez de pesar 65 kilos va a pesar menos de 30'

"Creo que Franco está muy bien conservado, pero muy seco. Las facciones han disminuido de volumen y en vez de pesar 65 kilos va a pesar menos de 30", señalaba Piga. Y continuaba: "Va a ser como una momia que conserva todos los órganos internos íntegros porque no extrajimos ningún órgano".

El embalsamador de Franco relataba ante las cámaras del programa el trabajo que hicieron con el cuerpo del dictador tras su muerte. Asegura que no les metieron prisa y que recibieron la orden de cambiar el acta porque no querían que nadie supiese la hora real de la muerte: "Pidieron que modificásemos la hora de comienzo y final. Nos quedó un poco de mal sabor de boca al tener un acta oficial que introducía algo que no era absolutamente real".

Piga sabe que el Gobierno es consciente de que Franco "está bien conservado". Quizá por eso no ha recibido ninguna llamada para la exhumación del dictador 44 años después de su muerte: "Conmigo no han contado para nada".

Abánades, el responsable del entierro

Gabino Abánades era el director de los Servicios Funerarios de Madrid cuando Francisco Franco fue enterrado en 1975. Él también vivió de primera mano los trabajos de inhumación del dictador en el Valle de los Caídos. 44 años después, Abánades tiró de memoria en una entrevista en El Intermedio.

Quien fuera responsable del sepelio del dictador recuerda ese 23 de noviembre de 1975. Para él no fue un día más. Fue una jornada "más especial" por ser "el enterramiento de un jefe de Estado". Abánades recordó que el Ayuntamiento le avisó con 48 horas de antelación y fue en ese momento cuando se puso manos a la obra.

La exhumación del dictador ya no será cosa suya. Pero el exdirector de los Servicios Funerarios de Madrid lo tiene claro: "No será difícil. Sólo hay un procedimiento; quitar la lápida que cubre la sepultura y colocar unas sogas para elevar el féretro".

Abánades conoce el procedimiento y apunta a que el desplazamiento de la lápida de granito de 1.500 kilos será quizá el movimiento que más tiempo acarree: "Hay que levantarla de la cabecera, poner unos rodillos y la lápida se desplaza fácilmente".