El expresidente balear conoce bien el paseíllo hasta el juzgado. Jaume Matas lo repite este lunes en su segundo juicio por corrupción.

El exdirigente del PP se sienta en el banquillo por una pieza separada del caso Palma Arena. Se investiga si Matas cometió cohecho en 2006, cuando logró para su exmujer, Maite Areal, un contrato en el hotel de un empresario vinculado al partido.

El contrato no tendría nada de raro, si no fuera porque la expareja de Matas cobraba 3.000 euros al mes por no hacer absolutamente nada. El Fiscal Pedro Horrach cree que ese sueldo podría ser considerado un regalo a Matas a cambio de los servicios que el PP contrató al empresario.

En caso de salir culpable, como máximo, el expresidente tendría que pagar una multa y devolver el dinero que ganó su exesposa. Nada de cárcel, como en su caso anterior, cuando le condenaron a 6 años por tráfico de influencias, aunque el Supremo finalmente le redujo la pena a sólo 9 meses.