Pocos pueden presumir de conseguir que los políticos dejaran a un lado sus colores para estar con él. Pocos han sido capaces de juntar a su lado a lo mejor de la cultura de este país. Todo en torno a un negocio que, para él, era su pasión: los libros. Su primer trabajo fue en la librería Larousse, de París.

Lector insaciable, José Manuel Lara decía que él era su mejor cliente. El de una empresa, la Editorial Planeta, fundada por su padre en Barcelona, y en la que él comenzó a trabajar en 1963, y a la que ha convertido en el mayor grupo de comunicación de España.

Pocas veces esquivó una pregunta, ni se echó para atrás ante los problemas. Él fue uno de los grandes empresarios preocupados por sacar al país de la crisis. Sincero, diplomático y luchador. Se ha ido el hombre que nunca se cansó de aprender.