El militante de base Aznar tiene ahora manos libres para decir con más naturalidad lo que piensa del Partido Popular y del Gobierno, así lo reconocen abiertamente en su entorno cercano. Ya no tiene esa responsabilidad y eso, aclaran, le da un mayor margen de maniobra y también menos presión.

Mariano Rajoy ha evitado hablar en público de la salida del expresidente y le ha pedido a la dirección de su partido que no entre en el tema.

"Cualquiera que conozca a Aznar sabe que una decisión así la ha tomado de forma meditada y que ha buscado el mejor momento para poder hacerla pública. Seguro que va a seguir aportando porque él no deja el PP", asegura Javier Maroto, vicesecretario de Organización.

Fuentes del Partido Popular admiten que ahora se trata de pasar página cuanto antes y darle la menor importancia al sonoro portazo de Aznar. "Lo que tenemos que hacer es respetar su decisión. Sigue siendo afiliado del partido. Somos legítimos herederos de la historia del partido y él forma parte de esa historia, pero el PP tiene que mirar al futuro", considera Fernando Martínez-Maillo, vicesecretario de Organización.

Soraya Sáenz de Santamaría, una de las últimas víctimas de los dardos del expresidente, prefiere no echar más leña al fuego y no hacer comentarios.

En las filas populares, al menos en público, no se atisban nuevos conflictos a la vista. Según el diputado popular Jesús Posada, "esto no va a suponer, bajo ningún concepto, un enfrentamiento de Aznar con el PP".

Desde el entorno de Aznar descartan que esté pensando ahora en liderar un proyecto alternativo de centro derecha.