Es fiesta en Barcelona y Montse vuelve al barrio a ver a los suyos. Tras 60 años viviendo en La Barceloneta, tuvo que irse porque el turismo cambió la zona.
Echando un vistazo, queda claro que la presión turística está en el centro del debate. Colau plantea poner un tope: "Hay que mirarlo seriamente. Si no queremos ser Venecia algún límite de carga del turismo habrá que poner en Barcelona. Podemos crecer más, pero no sé hasta donde".
El dónde no lo sabe nadie. Por ejemplo, ¿qué hacer con un hotel que no está aún construido? Los vecinos no se ponen de acuerdo. En lo que sí hay consenso es que limitando el número de hoteles no se parará el fenómeno.
Manel recuerda que ahora resulta misión imposible encontrar hotel en Barcelona. Él, que se beneficia del fenómeno del turismo masivo, es el primero que pide equilibrio.