Ante la falta de respeto de los clientes por el distanciamiento social, Johnny McFadden, propietario de The Star Inn en St Just, un bar en Cornwall, Inglaterra, decidió poner una valla eléctrica en la barra para proteger a sus empleados. Y es que el hombre se hartó de que los clientes no respetaran el metro y medio de distancia entre las personas cuando se acercaban a pedir una cerveza.

"Está ahí para el distanciamiento social, la gente no lo seguía y hacía lo que quería, pero ahora presta atención", ha explicado el propietario, y también agricultor, al medio 'Cornwall Live'. Según ha detallado el propio McFadden, la cerca, que se encuentra a un metro de la barra del bar, está apagada, aunque puede encenderse cuando sea necesario.