Más de 100.000 personas se congregaron, como cada sábado, en Tel Aviv para protestar en contra de la reforma judicial que impulsa el gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, mientras que varios miles lo hicieron en otros puntos del país, según datos de una empresa especializada en recuentos de personas en eventos multitudinarios y citada por los medios locales.

"La Knéset (parlamento de Israel) puede estar en un receso, pero el golpe continúa con toda su fuerza. En el punto de mira está cualquiera que no se alinee con la rebelión declarada por Netanyahu, encabezada por fascistas y con el apoyo de los corruptos contra el estado de derecho, contra el Estado y contra nosotros", clamó en la manifestación central la líder de las protestas, Shikma Bressler, quien afirmó que "ahora es el momento de luchar".

Por su parte, el líder de la oposición, el ex primer ministro Yair Lapid -líder del partido Yesh Atid-, marchó con los manifestantes por la céntrica avenida Kaplan de Tel Aviv, epicentro de las protestas que se prolongan ya durante 32 semanas consecutivas, las mayores de la historia de Israel.

"Venimos a Kaplan hoy para decir que un gobierno que no obedece a los tribunales, que no obedece la ley, es un gobierno ilegal", tuiteó Lapid. Por otra parte, tres palestinos de 16, 20 y 25 años, que habían ingresado ilegalmente en Israel, residentes en la aldea cisjordana de Aqraba, fueron arrestados hoy en la zona de la manifestación, informó la Policía israelí, aunque no se han ofrecido detalles sobre el motivo por el que estaban allí.

El pasado sábado, las manifestaciones se atenuaron ligeramente después de que un militante palestino de la Yihad Islámica cruzó ilegalmente a Israel y abrió fuego en una céntrica calle de Tel Aviv, matando a un guardia de seguridad.

A finales de julio, las protestas retomaron un nuevo impulso, llegando a congregar a más de 500.000 personas en todo el país, cuando la Knéset aprobó la primera ley de la reforma judicial, que anula la doctrina de la razonabilidad, que permitía al Supremo revocar decisiones gubernamentales basándose en si eran o no razonables.

Ahora, el parlamento está en receso hasta mediados de octubre, cuando el gobierno tiene planes de seguir adelante con el resto de la legislación de la reforma, aunque el movimiento de protestas ha prometido mantener el pulso en las calles mientras tanto.