El coronavirus ha dejado más muertos en Wuhan de los que China nos había contado. De hecho, hoy el Gobierno ha sumado 1.300, casi un 50% por encima de lo que reconocían hasta ahora.

Las nuevas cifras reavivan las sospechas sobre el país asiático y sobre los laboratorios y el origen de la pandemia.

El último alarde de transparencia del Gobierno chino no convence a algunos líderes mundiales. Cada vez son más los que critican públicamente al Ejecutivo del país asiático por cómo ha manejado la crisis

Macron, por ejemplo, asegura que "hay muchas cosas que no sabemos". Sin embargo esta última declaración no coincide con el mensaje que esta misma tarde lanzan desde su gabinete, donde afirman que no hay pruebas de facto que hagan dudar de lo dicho por China hasta el momento, ni tampoco sobre dónde surgió el virus.

El secretario de Estado de Estados Unidos, sin embargo, ha anunciado que oficialmente se ha abierto una investigación. Y es que para Donald Trump se ha convertido casi en una cuestión de estado demostrar que el origen del Covid-19 no está en un mercado al aire libre, sino que alude a una teoría conspiratoria que dice que fue creado en un laboratorio de Wuhan.

A los estadounidenses se suma también hoy Reino Unido, que ya ha anunciado que pedirán explicaciones a China cuando todo esto pase.

Precisamente muchos medios británicos que sospechan también del origen han hallado un documental que la televisión oficial China emitió en 2017, en el que se ve a un investigador del laboratorio de Wuhan cazando murciélagos para sus experimentos. Pero China insiste: esta teoría no tienen ninguna base científica.