Hace un par de semanas conocíamos la historia de Shamima Begum, una joven británica que se unía a las filas del grupo terrorista Daesh en Siria, con tan solo 15 años. Ahora, con 19, la joven, que se encuentra en un campo de internamiento bajo el control de las autoridades iraquíes, quiere volver a su país natal para que su hijo, recién nacido, pueda vivir en unas condiciones de vida dignas. Anteriormente, la joven había estado embarazada dos veces y los dos pequeños no pudieron sobrevivir por las penosas condiciones en las que se encontraba con el grupo terrorista.

También es sonado el caso de Hoda Muthana, una joven de origen yemení que vivía en Alabama, Estados Unidos, y en 2014 dijo a sus padres que debía viajar a Turquía para una actividad universitaria. Sin embargo, su plan era cruzar la frontera hacia Siria, donde acabó uniéndose a Daesh. Ahora quiere volver, pero el propio Donald Trump, en su cuenta de Twitter, ha impedido la entrada de la joven: "He ordenado al secretario de Estado, Mike Pompeo, y él está plenamente de acuerdo, no permitir el regreso de Hoda Muthana al país".

El autoproclamado califato del grupo yihadista llegó a gobernar a cerca de ocho millones de personas y controló un territorio de 88.000 kilómetros cuadrados. Ahora está prácticamente acabado, aunque diversos analistas en inteligencia se muestran cautos sobre la total desaparición del grupo.

El presidente norteamericano ya ha advertido de la retirada de tropas de Siria e Irak y en su cuenta de Twitter publicó una serie de comentarios sobre el papel que, según él, países europeos como Alemania, Francia o Reino Unido deben ejercer sobre los más de "800 combatientes de Estados Islámico capturados en Siria y los juzguen". Además, añadió que si los países europeos no se hacen cargo de sus nacionales, EEUU se verá obligado a liberarlos.

Las situaciones de Hoda y Shamima han abierto el debate entre dichos países sobre el protocolo de actuación ante el regreso de estos terroristas a sus ciudades de origen. Pero ¿quiénes son los combatientes terroristas extranjeros? Denominados CTE, se trata de individuos que se desplazaron a Oriente Medio, a las zonas de Siria e Irak controladas por Daesh, para unirse a sus filas. El llamamiento de Abu Bakr al-Baghdadi, líder de Daesh, tuvo un impacto sin precedentes: de los 30.000 combatientes desplazados para alistarse en las organizaciones terroristas activas, 5.000 proceden de países europeos occidentales, según las últimas cifras publicadas por el Parlamento Europeo.

Más desplazados que en los conflictos de Afganistán o Malí

Carola García-Calvo, investigadora principal del Programa sobre Radicalización violenta y Terrorismo Global del Real Instituto ElCano, afirma que este ha sido el "mayor desplazamiento de personas extranjeras a las zonas de Siria e Irak controladas por el autodenominado Estado Islámico". En concreto, Francia es el país que más combatientes terroristas extranjeros se han desplazado para unirse al Daesh, llegando casi a los 2.000. Reino Unido y Alemania, casi llegan al millar de personas desplazadas y Bélgica se queda en torno a las 500 personas.

De España salieron un total de 237 combatientes terroristas extranjeros, de los cuales, 61 han muerto en combate, 45 han regresado y seis ya han sido condenados, según fuentes de inteligencia de la Policía Nacional. Pero ¿cómo son convencidos estos españoles para unirse a las filas del Dáesh? El uso extensivo por parte de los terroristas de Internet y las redes sociales, a través de la construcción de falsas narrativas que no tenían nada que ver con la realidad, como es el caso de las mujeres que son seducidas con la promesa de que una vez allí se casarán con 'un valiente guerrero', les permitió reclutar a un gran número de nuevos miembros.

De hecho, de estas cifras, 26 son mujeres. Como señala García-Calvo, el rol de esas mujeres es bien diferente al de los hombres, pues "la misión es ayudar a colonizar el territorio" y no tanto combatir. En la mayor parte de los casos, las mujeres que se unieron al Dáesh no lo hicieron a través de la autoradicalización, sino que asumieron la ideología salafista yihadista por medios físicos; es decir, bajo la guía de un agente de radicalización en compañía de otras personas; o virtuales, a través de las redes sociales.

El problema en este caso es la repatriación de estas personas: plantea la duda sobre si es necesario una acción conjunta entre países del euro. Las fuerzas kurdas ya han declarado la imposibilidad de hacer frente al control de estos campos de internamiento sin la ayuda de las tropas americanas. Las autoridades kurdas mantienen bajo custodia a 700 mujeres, 1.500 menores y casi 800 milicianos de más de 40 nacionalidades.

Sin un plan común europeo

La investigadora del Real Instituto ElCano pone de relieve la falta de "un plan específico por parte de la Unión Europea para tratar este tema". Un total de 1.765 europeos han vuelto de las zonas controladas por Dáesh, según el Centro de Investigación de Terrorismo (ICCT, por sus siglas en inglés).

Aunque existe una política común de control de fronteras, para aplicar la vía judicial a estos terroristas, "son muy diferentes las políticas seguidas por los países europeos y cada uno lo está tratando desde sus propios sistemas legales y marcos normativos", ha señalado la investigadora.

Francia está preparada para repatriar a los yihadistas y ponerlos ante la Justicia. Las familias de estos terroristas, si demuestran no tener nada que ver con Daesh, podrán ser acogidas.

Alemania ha logrado un consenso entre el ministro del Interior y la ministra de Defensa, para quitar la nacionalidad a los terroristas pero si cumplen ciertos requisitos: que tengan una segunda ciudadanía y que sea mayor de edad. Pero esta norma no será de cumplimiento retroactivo, es decir, que solo será aplicable a terroristas futuros.

Por su parte, Reino Unido está siguiendo un política mucho más dura como con el caso de Shamima Begum, que le ha sido revocada la ciudadanía británica. Aunque esta medida solo se podría llevar a cabo con personas que tengan doble nacionalidad, ya que no pueden pasar a ser apátridas. En el caso de Begum, tiene derecho a solicitar la nacionalidad bangladesí, ya que su madre es oriunda de Bangladesh. Esta pérdida de la nacionalidad no afecta al hijo de Begun.

España y su nueva estrategia nacional contra el terrorismo

En el caso de España, el Ministerio del Interior ha elaborado una Estrategia Nacional contra el Terrorismo 2019, aprobada por el Consejo de Seguridad Nacional.

Publicado en el BOE, el nuevo plan, que tendrá una validez de cuatro años sigue la traza de la llevada por la Unión Europea y las Naciones Unidas. Para hacer frente a esta amenaza, Interior propone una nueva estrategia en la vía judicial, lo que quiere decir que la vuelta de estos combatientes extranjeros venga con un encarcelamiento para reducir el riesgo que suponen.

La tarea difícil es saber qué han hecho en aquellos lugares y la nueva Estrategia Nacional propone "establecer mecanismos que permitan incorporar al procedimiento judicial las evidencias obtenidas en zonas de conflicto, con las correspondientes garantías procesales y salvaguardando la reserva de las investigaciones en curso", así se recoge en el documento.

Otra de las cuestiones importantes es si las mujeres recibirán el mismo trato que los hombres combatientes. "Las mujeres han tenido un importante papel para expandir el califato y así su ambición global", considera García-Calvo, si bien matiza que "aunque no hayan asumido un papel de combatiente activo, no dejan de suponer una amenaza" y, por tanto, "no son víctimas".

La captación, la radicalización, y el extremismo, han sido las principales preocupaciones para las autoridades europeas en la lucha contra el terrorismo en territorio europeo. Ahora, el mayor reto está en controlar a estos retornados. Además, la ONU ha expresado su preocupación acerca de que los retornados vuelvan a ser activos tras salir de la cárcel y también ha mostrado su preocupación por las mujeres y los menores radicalizados y traumatizados que puedan representar una amenaza.