Para los feligreses del padre Tomasz, en Polonia, era impensable que el hombre al que habitualmente ven oficiando misa, su sacerdote de confianza, pudiera convertirse en el protagonista de un escándalo sexual.
La noche del 30 al 31 de agosto, el cura organizó una orgía con drogas de por medio en su residencia parroquial. Junto a él participaron otros sacerdotes y contrataron los servicios sexuales de un hombre.
Este trabajador sexual acabó sufriendo una sobredosis y un infarto. Cuando los servicios de emergencias llegaron a la casa, el sacerdote les impidió la entrada obligando incluso a intervenir a la Policía.
La comunidad religiosa de la ciudad lo tiene claro. "Hay que aclararlo todo y deben dar explicaciones", aseguran los vecinos. Otros lamentan que este es el último de "muchos escándalos" que se han dado en el seno de la Iglesia de Sosnowiec.
Destapada la vida paralela y desenfrenada del párroco, el obispado le ha retirado de sus funciones y le ha hecho abandonar su apartamento.
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El padre Tomasz, que se ha ido de vacaciones a Turquía, ha roto su silencio para negar los hechos y culpar a la prensa del escándalo: "Esto es más que Sodoma y Gomorra, este es el verdadero Armagedón". "Percibo todo esto como un ataque evidente a la iglesia, incluidos el clero y los creyentes, para humillar su posición, sus tareas y su misión", ha defendido el sacerdote.