Fernando Mashlab, natural de Zaragoza, lleva 18 años trabajando en China y, a pesar de que vivió el brote del SARS, ante la situación generada por el coronavirus ha decidido regresar a España hasta que las autoridades sanitarias solventen la situación.

A pesar de las restricciones que hay en todo el país, en el que ya hay más de 60 millones de personas en cuarentena, él ha logrado volver a casa porque en la ciudad en la que reside, en Shenzhen, todavía no se ha aplicado una cuarentena. Para ello, nos ha contado, tomó un barco desde Shekou hacia Hong Kong y una vez allí, pudo tomar un avión hacia Doha, en Catar, desde donde cogió otro vuelo hasta Madrid.

En el puerto, nos explica, sí que le tomaron la temperatura y le hicieron presentar una declaración en la que aseguraba que no tenía síntomas compatibles con el coronavirus y que no había estado en la provincia de Hubei, epicentro del brote. Sin embargo, en el resto de viaje no fue sometido a ningún control médico, algo que le sorprendió.

"Yo he estado en contacto con gente china, pero no nos hicieron ningún control"

"Normalmente te miran el equipaje, te hacen el control rutinario, pero la situación actual es surrealista. Yo suelo viajar con aparatos electrónicos, pero esta vez no me preguntaron ni me hicieron sacar nada. No querían tocar los objetos por miedo al contagio", ha señalado.

Una vez llegó a nuestro país, en el aeropuerto de Barajas tampoco fue sometido a ningún control médico. Algo que también le chocó. "Nos preocupa un poco, yo he estado en contacto con gente china, pero no nos hicieron ningún control", ha dicho, en referencia a los protocolos que se han aplicado en España. "Somos el único país que no controla nada, puede venir alguien con el virus", ha sentenciado.

Shenzhen: de 13 millones de habitantes a la ciudad fantasma

Fernando trabaja como consultor en Shenzhen, al sur de China, donde el virus ha dejado más de 400 personas contagiadas y dos víctimas mortales. Como se aprecia en el vídeo que acompaña a estas líneas, a pesar de tener 16 millones de habitantes, sus calles vacías le dan la apariencia de ciudad fantasma.

Él mismo nos ha contado que, a pesar de que la gente iba a volver al trabajo esta semana, la mayor parte de empresas y fábricas no han recuperado su actividad y muchos ciudadanos solo salen a la calle para comprar alimentos.

"Hay que tener cuidado con lo que tocas, hay que desinfectar todo con alcohol"

Además, nos ha explicado que muchos médicos "no están trabajando por la falta de mascarillas". Un suministro que tampoco saben cuándo van a recibir. Esto complica la situación, ya que los enfermos necesitan recibir la atención sanitaria pertinente y el Gobierno atajar la situación lo antes posible.

Y, aunque en su ciudad las autoridades no han establecido una cuarentena, los vigilantes de seguridad de la comunidad en la que reside toman la temperatura a los vecinos cada vez que entran y salen. En caso de que alguno de ellos presentara síntomas compatibles con el coronavirus, el edificio quedaría clausurado. "Aquí lo más caótico es que hay que tener cuidado con todo lo que se toca, sales con mascarillas y gafas, pero hay que desinfectar todos los productos con alcohol".