La enfermera jefe de la unidad de quemados de Salt Lake City ha sido la víctima de un agresivo placaje y arresto.

Su 'crimen' ha sido negarse a facilitar una muestra de sangre de una persona de interés para la Policía, que había ingresado en coma. Y dejar en evidencia al detective Payne, al recordarle, punto por punto, que sin orden de arresto o autorización del paciente, no hay caso.

El agente no atendió a razones, ni de compañeros, ni del Hospital. Estaba empecinado en llevarla, a rastras, a trompicones, al coche patrulla. Aunque al final no presentó cargos porque no tenía base para hacerlo.

La enfermera Wubbles, aún en shock, ha denunciado ahora este caso de brutalidad policial, recordando que ella se limitó a hacer su trabajo. "Mi deber es velar por mis pacientes. La sangre de uno es de uno, es un derecho", ha señalado la enfermera, Alex Wubbles.

Denuncia sobre todo porque el detective Payne sigue en activo, aunque cambiado de destino. "Tras ver el vídeo se ha abierto una investigación", ha señalado el sargento Brandon Shearer. Sus propios jefes han admitido que su reacción fue desmesurada y su actitud "muy alarmante".