El Gobierno paquistaní llevará al Parlamento un proyecto de ley que impida que se produzcan asesinatos por crímenes de honor. Tras las últimas muertes, el Ejecutivo parece haber abierto los ojos ante esta realidad que cada vez genera más conmoción en las calles del país.

El asesinato de la bloguera Qandeel Baloch a manos de su hermano por publicar sus fotografías y vídeos en las redes sociales es el último de los más sonados crímenes de este tipo. Es producto de un país que crece a dos velocidades y en el que existen grandes diferencias de pensamiento entre aquellos que se han educado con las redes sociales cerca y aquellos que no lo han hecho.

"Echo de menos la forma en la que ella hablaba", lamenta el padre de Qandeel Baloch. Según la ley actual, aquel que cometa un asesinato por crimen de honor podría no cumplir condena si la familia de la víctima le perdona. Sin embargo, no es el caso de la familia de la bloguera, que no perdona que su propio hijo matara a su hermana. Las autoridades debatirán ahora cómo atajar ese vacío legal que permite a muchos asesinos salir impunes. En el caso de Baloch, los clérigos islámicos lo tienen claro. Se trata de "un asesinato totalmente erróneo, criminal y condenable".

Aunque su caso ha sido el más sonado de los últimos meses, no ha sido el único en remover conciencias dentro y fuera de las fronteras paquistaníes. El documental 'A Girl In The River: The Price Of Forgiveness' ('Una chica en el río: el precio del perdón'), rodado en 2015, otorgó un Oscar a su directora, que se basó en su propia historia para mostrar al mundo cuál es el precio que Pakistán paga por su honor.