Cinco millones de toneladas de petróleo contaminan cada año unos terrenos del norte de Rusia, según denuncia Greenpeace. La organización ecologista habla, no sólo de destrucción del ecosistema, sino del peligro de desaparición de las poblaciones indígenas de la zona que vivían del pastoreo, la caza y la pesca, 250.000 personas que ahora ni siquiera saben cuál será su modo de vida ni su futuro.