Francisco y su familia ultiman las obras de su casa antes de partir hacia Francia. A finales de Agosto harán las maletas y viajarán incluso con sus hijas pequeñas a la vendimia. Un largo trayecto que como ellos harán casi 15.000 españoles.
Después de años como temporero, Francisco comenzó a trabajar en la construcción y con la crisis ha tenido que volver al campo para cobrar el jornal.
“Hace 25 años que no emigraba y ahora llevo tres años continuos emigrando. Si tuviera trabajo no me iría, pero hay que irse forzado”, señala.
En Francia la hora se paga a 9,43 como mínimo. En España, sin embargo, a 6,50 euros. Por eso, quienes se marchan lo hacen por motivos económicos y pueden acabar trabajando en el mantenimiento anual de los viñedos.
La crisis ha provocado que haya más oferta que demanda de vendimiadores. Los sindicatos advierten de que no todo el mundo vale para el oficio. Además hay que tener en cuenta la competencia de temporeros de otros países.