Peluqueros, cocineros, tatuadores, barmans, modistas, la economía sumergida es el gran barómetro de la crisis.
Con la crisis mucha gente se ha visto obligada a trabajar en casa. "Así pago menos impuestos de luz, es más difícil abrir un local", afirma una peluquera que trabaja en su salón. Pero lo hace de forma clandestina. Ella obtiene de media unos beneficios de 60 euros al día y el precio para sus clientes es más barato.
Como esta peluquera, muchas otras personas se ganan la vida haciendo lo que saben hacer desde sus casas, sin pagar impuestos ni alquiler por un local. Y es que en época de crisis, con la tasa de paro por las nubes, a muchos no les queda más remedio que trabajar clandestinamente para poder sobrevivir.
Los negocios de toda la vida los consideran competencia desleal, aunque por otro lado, entienden que suceda. "Me parece mal que trabajen en casa porque no pagan impuestos, no pagan luz, ni mantenimiento. Pero todo el mundo se busca la vida de alguna manera, trabajando en casa o donde pueden", afirma Aida Trevisano, trabajadora de la peluquería Play Extensions.
Respiro para el motor
Inyección multimillonaria: Stellantis y CATL invertirán 4.100 millones en la mayor fábrica de baterías de España
¿Por qué es importante? Esta inversión representa un paso significativo en la estrategia de Stellantis para ofrecer vehículos eléctricos más accesibles, mientras que la china CATL busca fortalecer su presencia en Europa.