Un año después la marea ciudadana vuelve a teñir de colores las calles de la capital. Es el símbolo de la lucha ciudadana en contra de los recortes y el desmantelamiento de los servicios públicos.
Este año gritan con más fuerza porque aseguran que el Gobierno quiere recortar aún más sus libertades con la ley de Seguridad Ciudadana o la del aborto.
Pero también sacan pecho por las victorias conseguidas, como la cosechada por la marea blanca que consiguió la paralizar la privatización de la Sanidad.
Y seguirán en la calle para demostrar que Sí se puede.