Para el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, el límite de 160.000 euros por piso es un importe equilibrado. Aunque también afirma que la cifra responde al objetivo de no saturar las peticiones de residencia.

Por su parte, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, amaga con tirar del freno asegurando que la decisión no es definitiva, pero cree que algo hay que hacer para vender tanta casa vacía.

Para el Partido Socialista, comerciar con el permiso de residencia es una medida completamente inverosimil.

Desde UPyD, Rosa Díez califica la medida del gobierno como una absoluta falta de verguenza. "A mi me parece de una absoluta falta de vergüenza. El Gobierno ha perdido hasta los escrúpulos mínimos. Lo siguiente que les ofrecerán será impunidad", ha dicho Díez.

En la misma línea se sitúa el candidato a la presidencia de la Generalitat por Iniciativa per Catalunya Verds, Joan Herrera habla de vuelta a una época de esclavitud, ya que le parece "que subastar derechos nos lleva a aquella época del imperio romano en que el esclavo podía adquirir derechos si los compraba".

El creador de Jazztel, Martín Varsavsky, ya propuso vender el pasaporte español a quien comprase 500.000 euros en deuda pública española.

Los inmigrantes que tienen problemas con la tarjeta sanitaria creen que la medida es una forma de comerciar con el permiso de residencia y que deja fuera a muchos colectivos que llevan años luchando en España.

El secretario de Comercio no quiere entrar en discriminaciones. Por eso, afirma que el precio de 160.000 euros es el correcto para no saturar las peticiones de residencia.

En las inmobiliarias tienen claro que el precio estipulado por el gobierno ya limita mucho el grupo de inmigrantes que podrán disfrutar de su permiso de residencia a cambio de una vivienda.

El objetivo es reducir el stock de pisos en España y parece que el Gobierno confía plenamente en los rusos y en los chinos para cumplir esta misión.

Li Fen es una joven china que podría beneficiarse de la última iniciativa del Gobierno si finalmente  se decide a comprar. Las inmobiliarias españolas se adaptan al mercado a marchas forzadas, pero más que para los chinos, esta iniciativa del Gobierno parece estar hecha para los rusos.

Sin dinero no hay trato. El Gobierno no menciona a los inmigrantes que llevan años en España y todavía no han obtenido el permiso de residencia. El vicepresidente de la Asociación Hispano-Ecuatoriana, Vicente Paspuel, lamenta que los inmigrantes ''que han trabajado como hormiguitas se queden fuera''.

Jean es inmigrante 'sin papeles' y no puede pagarse un piso de 160.000 euros. El Estado le condena, además, a no tener acceso a la sanidad pública.

El Gobierno asegura que esta medida no es discriminatoria. Albert Tchoupsia es matemático y no tiene permiso de residencia y pregunta a Rajoy: ''¿Y yo qué?''.