Una mujer de 68 años ha sido despedida de la empresa farmacéutica en la que llevaba trabajando cuatro décadas. El motivo es que tiene la edad para jubilarse y en los convenios pueden establecerse las situaciones en las que puede llevarse a cabo una jubilación forzosa.

En su caso, su convenio sí lo contemplaba y se daban los dos casos que se precisaban para llevarse a cabo: que el trabajador tenga derecho al 100% de su jubilación y medidas de política de empleo.

En su caso, tendrá la pensión máxima y su puesto ya ha sido ocupado por otra persona. Sin embargo, ella no está de acuerdo y ha denunciado a la empresa por discriminación.

La Justicia no le ha dado la razón en sus reclamaciones y entre los especialistas hay debate, ya que algunos magistrados de ese tribunal creen que no se debería haber llevado a cabo la jubilación forzosa, emitiendo un voto particular apoyados en la Carta Social europea. Pese a ello, el tribunal no lo entiende así, así que la trabajadora, de momento, no ha recuperado su empleo.