Una de las afectadas de estas jubilaciones es Ermitas, de 65 años, que tenía una prórroga para seguir trabajando en el Hospital de la Princesa al menos hasta los 67 años. Pero para la Comunidad de Madrid no ha sido suficientes motivo, y ha decidido ahorrarse su sueldo jubilándola de modo forzoso y sin previo aviso.
Con la ausencia de Ermitas, el área de neurocirugía se queda sólo con dos auxiliares, algo que pagarán los pacientes porque sólo se cubrirá el 10% de las bajas forzosas.
Según Ermitas, "no me siento inútil para nada" y "no dejaré la sanidad, ya que me ire a una ONG, a la Cruz Roja o cuidar pacientes gratis", ya que la vocación de servicio público va más allá de los intereses económicos de la comunidad de Madrid.