En la última planta de un céntrico edificio de Madrid, se esconde el ‘Club Financiero Génova’. Es un espacio exclusivo, de casi 3.000 metros cuadrados, para hacer negocios. Sus más de 1.000 socios tienen acceso a salas de reuniones, a la piscina y lo que es más importante, a otros empresarios para hacer nuevos contactos. La edad media de los socios de este club, asegura su directora, está entre los 40 y 60 años.

El Casino de Madrid es uno de los clubes más antiguos de España. Para ser socio de este histórico club hay que pagar unos 100 euros de cuota mensual. Cantidad a la que habría que sumarle 7.500 euros iniciales por el título de socio. Un club que no es secreto, pero si selecto, aunque el secretario del Casino de Madrid, César Campuzano, dice que “no hay que descender de la pata del caballo del Cid para poder ser socio del casino”.

Algunos como César ya son la segunda generación de socios en la familia. El secretario asegura que el concepto sigue siendo igual que en el siglo XIX, la diferencia dice, que en el siglo XXI “nos tenemos que reinventar”.

El Casino de Madrid tiene acuerdos con 250 entidades de todo el mundo, que permiten a los socios disponer de instalaciones para cualquier viaje de negocios. Porque “la internacionalización es fundamental para las empresas” asegura el vicepresidente del Casino de Madrid.

El Club Financiero Atlántico, en A Coruña, sirve como centro de ‘network’. Mariano Gómez Ulla, el presidente de este club, destaca la valía de este tipo de entidades porque pone en contacto a personas muy brillantes que no tienen facilidad de relación social, porque dice “cuando uno está relajado es más fácil hacer relaciones”. Pero si algo tienen en común, es que ninguno de estos clubes admite a desconocidos. Todos los nuevos socios deben contar con el aval de al menos dos miembros del club.