Álex Márquez ha vuelto a recuperar la sonrisa con su llegada a Ducati. Sus primeras carreras en la marca italiana ya le han traído una pole y un podio, además de una presencia constante en las posiciones cabeceras de MotoGP en cada entrenamiento, algo que en Honda brillaba por su ausencia.
En una entrevista para 'A Tutto Gas', el '73' ha relatado los malos momentos que pasó durante los años que fue piloto de la marca de la ala dorada, que ya empezaron desde el primer día con su fichaje por el Repsol Honda: "Toda la gente decía que Marc me había enchufado y mis campeonatos no contaban. No me llamaban el campeón del mundo de Moto2, me decían 'el hermano de'".
Tras una única temporada en el equipo oficial de Honda, en la que sumó dos podios e iba en racha ascendente, los japoneses decidieron bajarle al equipo satélite, el LRC. Un movimiento que le "tocó las pelotas" y que le resultó "extraño".
"La diferencia más grande cuando pasé del Repsol al LCR fue que me sentía solo por parte de Honda. Trabajé mucho con el equipo de Lucio (dueño del equipo satélite) y con mi jefe técnico, nos dejamos la vida ahí. Pero no llegaba nada de Honda y tampoco venía nadie. Estaban pagando a un piloto, pero parecía que no les interesaba", explicó.
Ducati, un lugar feliz
En cambio, al valorar el trato que recibe de Ducati, las palabras son completamente opuestas. No sólo el rendimiento deportivo es mejor, sino también el humano: "Siempre me tienen en consideración. Me preguntan, ayudan... esto es muy bonito para el piloto, sentirse importante. Para mí es importantísimo saber que si tengo problemas, habrá uno, dos o tres de Ducati ayudándome, no sentirse solo en un box. Eso ya lo he sentido y no es una sensación agradable"
"Vengo de estar dos años en los que puedo contar con los dedos de una mano las veces que he disfrutado sobre la moto. Ahora disfruto todos los días sobre mi moto", concluyó.
La FIFA lo hace oficial
Oficial: el Mundial 2030 se disputará en España, Portugal y Marruecos
Triunfa la candidaturaEspaña volverá a organizar un campeonato del mundo de fútbol 48 años después. La FIFA ha ratificado la propuesta, que será la más repartida de la historia con sedes en hasta seis países.