Un gol. Tan solo un gol. Eso provocó una de las reacciones más exageradas que se han visto nunca en un campo de fútbol. El portero, tras ver cruzar la pelota por la línea de su arco, se dio de cabezazos con el poste en una secuencia que a buen seguro los médicos no recomiendan.

Y es que no fue metafórico eso de 'darse de cabezazos' porque el arquero lo hizo de forma literal. Hasta tres veces golpeó con su testa con la madera, para luego rematar dando un puñetazo... aunque ahí los guantes amortiguarían algo el golpe.

La jugada fue de esas confusas, con rebotes y rechazos que uno hace creer que la suerte existe. Sin embargo, parece que no era para tanto... Tan solo queda esperar que el portero esté bien y no haya sufrido daño alguno.