Quién le iba a decir a Lucas Ocampos que acabaría siendo el héroe de este Sevilla... y no solo por sus goles. El argentino lo hizo todo en la victoria clave del cuadro andaluz ante el Eibar, que le consolida en puestos Champions.

Anotó el único tanto del partido en el minuto 56 y evitó en el empate en la última jugada. Porque sí, Ocampos acabó vistiendo con la camiseta del portero ante la lesión de Vaclik en el descuento. Y no lo hizo nada mal. Al contrario.

El atacante, ayer atacante-portero, sacó la mano a un remate precisamente a su homónimo Dmitrovic, que subió al ataque a la desesperada en el enlace del choque. Una jugada para recordar. Sobre todo para el sevillismo.

"Me gusta cuando jugamos partidos reducidos ponerme de portero pero no imaginaba que jugaría ahí unos minutos en un partido", bromeó el héroe sevillista nada más finalizar los 90 minutos en el Ramón Sánchez Pizjuán.

"Antes de entrar me dijo el entrenador de porteros que no saliera, que me quedase entre los tres palos. La pelota me vino ahí y la saqué. Ha sido el partido más raro para mí", explicaba el argentino.

Una actuación, la de Lucas Ocampos, que consolida al cuadro de Julen Lopetegui en la cuarta plaza, con billete para la ansiada Champions League del curso que viene.

Son seis los puntos de diferencia con su inmediato perseguidor, el Villarreal. Una diferencia lograda gracias a la destreza de Ocampos... en las dos porterías. Recordará esta noche toda su vida.