Hubo un tiempo en el que a Joaquín le aburría ser futbolista. En el que quería ser torero. Porque como contó anoche, se considera "futbolista de profesión y torero de corazón". Una vocación que, sin embargo, su padre frenó de golpe después de que el pequeño Joaquín agujerease los sofás de la casa clavando banderillas...

"Me tiraba al sofá y le hacía cada boquete... hasta que mi padre me apuntó a fútbol", apunta la leyenda del Betis, recalcando que "lo primero que quería ser es torero". Una profesión con la que su madre no estaba muy conforme puesto que "no dejó" al deportista sevillano arrancarse con el capote y las medias verónicas en el ruedo.