Antoine Griezmann va a ser uno de los grandes nombres en cuanto el Barça dé su alineación titular en El Clásico. Bien por su presencia o por su ausencia, es el primer gran partido de la era Ronald Koeman y decida lo que decida con él el holandés tendrá una gran repercusión.

Porque el galo no está. No es que esté mejor o peor, es que, simplemente, no está. De azulgrana, Griezmann no ha encontrado ese nivel que sí tuvo con el Atlético y que sigue teniendo con Francia. Ese liderazgo y esa personalidad sobre el campo que mostró y que, en el Barça, esconde ante la presencia de otros.

Y ante una más que evidente pérdida de confianza. Solo así se entienden sus fallos ante Sevilla y Getafe, y su acierto con Francia en su encuentro contra Croacia. Koeman ya lo avisó tras el duelo contra los hispalenses, que un jugador de la calidad de Griezmann tenía que haber enchufado alguna.

Con los 'bleus' lo hizo, y le mandó un dardo a su entrenador en referencia a su posición en el campo. La respuesta fue una nueva titularidad y un nuevo error en un mano a mano del francés. En el encuentro contra el Ferencvaros, Griezmann empezó en el banquillo.

Pedri y Trincao, jóvenes sobradamente preparados

Bien podría haber sido para darle descanso de cara al Clásico, o bien porque ya toca confiar en otros jugadores. Otros como, por ejemplo, Pedri o Trincao. O incluso un Coutinho que puede actuar en banda. Porque la duda en ataque está en saber quién acompañará a Lionel Messi y a un Ansu Fati que, a sus 17 años, ha adelantado cual Mercedes a un F2 a Antoine Griezmann.

Y puede no ser el único, porque Pedri está siendo la gran revelación del curso en el Camp Nou. Otro que, sin ser mayor de edad, está destacando con sus actuaciones, con su atrevimiento y con su desparpajo. Se fue en taxi tras el duelo ante el Ferencvaros, pero en el campo va en avión y decide a una velocidad que hace que Luis Enrique tenga que ir teniendo en cuenta su número de teléfono.

Turno para Koeman

Así pues, la pelota está en el tejado de un Ronald Koeman que tiene que decidir. Si el fútbol es un estado de ánimo, ahora mismo Griezmann necesita una alegría pero sobre todo no seguir sumido en la tristeza en la que parece estar ahora su incuestionable talento.

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