David García de la Loma ha demostrado ser todo un ejemplo de superación. Hace apenas nueve meses conocía su ascenso a la Segunda División de la Real Federación Española de Fútbol, nueva categoría que se introdujo al inicio de esta misma temporada, pero pocas semanas después le diagnosticaron un sarcoma sinovial que obligó a amputarle su brazo derecho. Este fin de semana, a sus 28 años de edad, ha podido volver a pisar un terreno de juego para pitar un partido.
"Yo tenía una vida normal, con mi trabajo y mi afición del arbitraje, iba todo bien pero la vida decide que tienes que parar y todo pasa a un segundo plano, porque lo primero eres tú", comenzó García de la Loma en una entrevista concedida a 'Deportes laSexta'. "Hace dos años me detectan un bulto que empieza a crecer, en principio es benigno y paso por quirófano pero era una cirugía poco lesiva, lo quitaron y ya está", continuó.
Cuando seguía con absoluta normalidad con su pasión, de repente todo se torció: "Pero a los cuatro meses ese bulto vuelve, la masa es mucho más grande y no tenía buena pinta. Traté de alargar las consultas con los médicos porque estábamos encarando la recta final de temporada y quería terminarla". "A las dos o tres semanas de terminar la temporada me hacen una biopsia y me dicen que me han detectado un sarcoma sinovial, que tengo cáncer", confesó.
Fue su íntimo amigo y compañero de profesión Antonio Rodríguez, también médico del Burgos CF, quien le da la peor de las noticias. "Cuando él me llama yo le digo que espere unos días, pero me dice que no, que tiene que ser ya y que vaya acompañado. Para él fue muy fuerte y duro tener que dar este tipo de noticia a un amigo. Pero yo a él le tengo que agradecer mi vida. Si no llega a cogerse a tiempo gracias a él, no sé que sería de mí".
A partir de ese momento, David trata de asimilar todo y reflexionar sobre qué es lo mejor que puede hacer: "Me plantean las dos opciones que tenía: conservar el brazo pero que ya no sería mi brazo nunca más porque después de la cirugía no iba a tener movilidad desde el codo, ni siquiera la mano, o directamente optar por la amputación". "Yo pedí consejo, ellos no te dicen la decisión que tomar pero tratan de orientarte. Siempre me decían: 'conservar la zona, es conservar el peligro', así que la decisión estaba clara", indicó.
Además, todo se produjo poco tiempo después de conocerse la noticia de su ascenso a la Segunda RFEF: "Verme en el listado y dar el salto fue increíble. Estaba muy centrado, entrenando y estudiando todos los días. Pero cuando me dicen eso, pienso que he trabajado mucho y no va a servir para nada. Fue muy duro".
A medida que se acercaba el día de pasar nuevamente por quirófano, la situación se ponía más cuesta arriba para el joven árbitro: "Es muy duro, estás esperando una operación programada y cuando estás en la camilla listo para entrar al hospital eres consciente de que son tus últimos momentos con brazo, y que la próxima vez que te vayas a despertar ya no está tu brazo y tu vida ya es diferente".
Todavía quedaba por delante un largo proceso, pero tenía claro en qué refugiarse y apoyarse: "Cuando me recuperé de la operación empecé con la quimioterapia. Las dos semanas de descanso entre sesiones es muy duro, porque estás viendo la luz pero te toca volver al hospital. Siempre intentaba salir a correr y hacer deporte en ese tiempo. Siempre decía: 'esto no me puede parar' y veía mucho fútbol como una forma de entretenimiento".
"En enero me dicen que los resultados de las pruebas son positivos. Ya empiezo a tener una vida más tranquila y hago deporte continuado. Los médicos y el preparador físico del Comité de árbitros han estado muy pendientes de mí durante todo el proceso de recuperación", agregó.
Para García de la Loma, el deporte en general y el fútbol en particular durante su fase de recuperación lo fue "todo". "Mi caso es superarme en base a un vínculo al deporte, porque siempre me ha gustado. Ver a mis compañeros en la tele me ayudaba mucho y me animaba a trabajar para ser yo quien salga en la tele en un tiempo. El deporte me ha ayudado mucho, me sirve para seguir adelante", aseguró. Su referente lo tiene claro: la futbolista del Atlético de Madrid Virginia Torrecilla.
También trata de animar a todas esas personas que tienen una situación de cambio en su vida, más allá de padecer una enfermedad: "Esto puede ayudar a cualquier persona que se encuentre en una situación de cambio. Mañana tu situación actual puede cambiar y tienes que saber adaptarte. A pesar de las dudas y la incertidumbre hay que seguir adelante. Tú pelea que no tienes nada que perder".
Este mismo fin de semana llegó el día más esperado, fue el encargado de impartir justicia en un partido de la Segunda División Regional de la categoría cadete en Castilla y León, que enfrentó al Club Internacional de la Amistad B y a la Cultural Deportiva y Leonesa B. "Fue la liberación de muchas emociones, principalmente positivas, pero también se te pasan por la cabeza muchos momentos duros", reconoció.
"Cuando me operaron no sabía si podía vestirme yo solo, si podía comer yo solo... entonces vestirme de corto en el campo arbitrando me ayudó para decir: 'has peleado y has luchado, por eso estás hoy aquí'", señaló. Y solo nunca ha estado, tampoco durante el encuentro, ya que estuvo acompañado por dos jueces de línea muy especiales para él, su hermano Sergio García de la Loma y su buen amigo Rubén Díez. "Pedí al Comité que fueran ellos porque era una alegría para mi madre también vernos ahí juntos. Eran las dos personas que debían estar presentes ese día", apuntó.
Tampoco faltaron al partido sus padres, Loli y Carlos, que para David han sido su "colchón donde llorar y también donde reír". " Es muy duro. En una edad tan temprana tener que lidiar con algo así... pero es algo que nadie puede controlar y me generaba mucha ansiedad. Estar juntos en el día a día nos ayudaba a normalizarlo y superarlo poco a poco", destacó.
El fútbol, primero como jugador y después como árbitro, siempre ha sido una de sus grandes pasiones, pero también hizo sus pinitos en el mundo del kárate: "Es un deporte de constancia, disciplina y sacrificio. Repetir los movimientos para interiorizarlos. Me enseñó que a base de constancia todo se consigue".
Desde hace unos meses, el lema de vida de David es 'perder para ganar': "Yo tengo que perder un brazo para ganar una vida. No podemos agobiarnos por las cosas que no podemos controlar. Vamos a intentar luchar y pelear por lo que tenemos y si hay que perder un miembro para ganar una vida, creo que es un precio bastante barato el que pagar para poder seguir. Yo lo que quiero es poder celebrar mi cumpleaños y poder ver a mi gente cómo celebra los suyos".
Por último, el joven árbitro palentino se define como "luchador y constante". Es la historia de un ejemplo de superación. Es el caso de David García de la Loma, a quien el fútbol le ha devuelto la sonrisa, ya que siempre ha luchado para poder volver a vivir la felicidad que sintió el pasado sábado cuando volvió a pisar el césped, silbato en mano.