Virginia Fuchs, boxeadora de peso mosca, se ha librado de una sanción por sustancias dopantes. La púgil dio positivo en letrozol y en GW1516, pero ha podido probar que los restos que se hallaron en su organismo, allá por el mes de febrero, se debieron... al sexo.

A las relaciones sexuales que mantuvo con su novio, sin protección, antes de hacerse los test de dopaje. "Las bajas cantidades de metabolito de letrozol y metabolitos GW1516 detectados en su muestra fueron consistentes con la exposición reciente a sustancias a través de transmisión sexual", confirmó la USADA.

La boxeadora, a través de las redes sociales, se ha mostrado "aliviada": "La USADA ha completado una exhaustiva investigación para darse cuenta de que mi caso era único, y que no he trascendido ninguna norma".

"Ha sido una gran lección, pero se acabó. Ahora estoy totalmente concentrada en Tokio", afirmó Fuchs.

La boxeadora dio positivo el 13 de febrero en letrozol y GW1516. El primero de los elementos en cuestión es un enmacasrante, mientras que el segundo tiene efectos parecidos a la EPO.

Su defensa se basó en que esa sustancia entró en su organismo por transmisión sexual. La USADA, finalmente, ha terminado dando validez a su argumento.

El único caso 'similar' conocido fue el de Richard Gasquet. En 2009 dio positivo por cocaína, pero dijo que los restos hallados en su cuerpo se debieron a los besos que se dio con una mujer que había consumido dicha droga.