A las 3.38 horas los almonteños se hacían con las andas de la Blanca Paloma y, unos tres minutos después, salía por las puertas del Santuario para comenzar su tradicional recorrido por la aldea visitando a las hermandades filiales, la primera de ellas la de Huévar (Sevilla).

Los almonteños han protagonizado una procesión aún más ejemplar que la del año pasado desde la salida, una de las más tranquilas que se recuerdan, hasta su recogida, que ha vuelto a dejar imágenes para el recuerdo a su paso por cada uno de los 112 Simpecados de sus hermandades filiales, a las que ha devuelto la visita realizada el pasado sábado en la Presentación. En todo su recorrido la Blanca Paloma ha estado acompañada por miles de fieles, cuya presencia se hacía aún más intensa conforme se iba aproximando de nuevo a su ermita.

Los 'vuelos' de niños a manos de los costaleros para ser acercados lo más posible a la Virgen pidiendo para ellos su protección tampoco han faltado este año. Unos minutos antes de la entrada de la también llamada Reina de las Marismas el repique de las campanas del Santuario anunciaba que la imagen llegaba de nuevo a su casa, algo que ocurriría tras recibir una petalada de rosas desde los balcones de la casa de la Hermandad Matriz de Almonte -la última de tantas recibidas a lo largo de la madrugada-.

Después de su entrada en el Santuario los almonteños han recorrido la distancia desde el dintel al altar para, de nuevo, colocar a la Virgen en su presbiterio, poniendo con ello fin a la romería de 2013.