Imagen histórica. Aunque es la cuarta mujer que recibe el Cervantes, Elena Poniatowska es la primera que sube al púlpito para leer su discurso de agradecimiento.
Lo primero, su recuerdo a García Márquez, quien dio alas a América latina. Pero su discurso se ha centrado en dar voz a quienes no la tienen. A las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, a los pobres, a quienes se resisten al poder financiero.
Hasta su ropa vestía intención. Mujeres indígenas de Oaxaca le han confeccionado este vestido con el que ha llegado, nerviosa, a la Universidad de Alcalá de Henares.
Nerviosa porque esta periodista se ha visto, esta vez, al otro lado del micrófono. Y todo esto mientras fuera los curiosos se quedaban más lejos de lo habitual por el amplio cordón policial.
Una vez acabado el acto, llegaba el momento de hacerse la foto oficial. Este año una rampa daba acceso a los jardines. Donde esperaban los nietos de Poniatowska, a los que el Rey ha saludo uno a uno. Tantos que cuando después han llegado el resto ha habido que hacerles hueco como fuera. Y en el centro, ella, con una sonrisa difícil de disimular.
Lo cuenta la escritora Celia Santos
El 'Plan Marta', el "cruel" programa de Franco y la Iglesia para repoblar Australia con mujeres españolas blancas
En los años 60, cientos de mujeres fueron enviadas a las antípodas con el objetivo de repoblar el país, como cuenta Celia Santos en la novela El país del atardecer dorado.