El escritor Antonio Muñoz Molina cree que a España le vino "muy bien" en la transición la presencia del Rey y la monarquía "fue muy útil", pero también cree que las personas que en la actualidad encarnan a la institución "no han estado evidentemente a la altura de las circunstancias". 

Sobre la monarquía se ha pronunciado Muñoz Molina en la rueda de prensa que se ha celebrado en la Casa de América, horas después de ganar el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, en la que ha hablado de cómo ha recibido este prestigioso galardón, de la reflexión sobre la crisis que contiene su último libro, 

"Todo lo que era sólido", de la monarquía y hasta de los príncipes que dan nombre al premio. "Mi opinión sobre los Príncipes de Asturias es limitada, porque los conozco poco, pero me parecen que son excelentes personas en una posición imposible", ha asegurado este escritor, que durante cincuenta minutos ha respondido todas las preguntas que se le hicieron. 

Sonriente y relajado, y seguido muy de cerca por su mujer, la también escritora Elvira Lindo, el escritor ha reconocido que ha recibido el premio "con naturalidad" y "con sorpresa". Ha afirmado que ha tenido "mucha suerte" en su carrera literaria y ha considera que pertenece a "una generación privilegiada", que empezó a escribir en plena democracia. 

"Llegamos a los lectores en los años ochenta, en una época excepcional y tuvimos la suerte de contar con un público que quería leer nuestra literatura", ha afirmado Muñoz Molina. Pero no cree que se haya "saltado el escalafón" al recibir el premio antes que otros. "La literatura es gente que escribe y gente que lee. Hay muchos que participan en ella y luego puede venir el premio o no". 

"No creo que la carrera de un escritor se pueda medir por los premios que recibe o no. Me siento muy agradecido y contento, pero soy consciente de que hay otros muchos que merecían este premio", recalcó. El autor de "Sefarad" procura "ser pocas cosas" en la vida, y por eso limita "al máximo" sus identidades, pero, si le piden su opinión sobre la monarquía, responde que no es monárquico y que, "en principio", es republicano, porque "es una forma de gobierno más democrática que la monarquía". "Pero, si vamos a la práctica, entre la monarquía holandesa y la república de Venezuela, me quedo con la monarquía holandesa", decía el escritor antes de afirmar que "el ideal republicano puede que a veces se ha cumplido en regímenes que formalmente eran monarquías con más eficacia que en regímenes republicanos". 

"En la transición vino bien la presencia del Rey, en ese momento fue útil. Ahora, creo que las personas que encarnan la institución no han estado a la altura de las circunstancias. Eso está claro", aseguró este novelista, ensayista y articulista, cuya obra ha merecido numerosos premios y está traducida a más de veinte idiomas. Muñoz Molina hace pocos días que llegó de Nueva York, donde pasa la mitad del año junto con su mujer, y la noticia del premio le ha obligado a interrumpir su "retiro madrileño", pero hoy se le veía relajado y contento. No es para menos, porque se ha convertido en el autor más joven en merecer este galardón y, además, hacía quince años que no se lo concedían a un escritor español. 

La época actual, ha añadido el escritor, es muy distinta a la de sus comienzos literarios cuando en 1986 publicó su primera novela, "Beatus ille", pero es ahora cuando "necesitamos la ficción más que nunca porque es un acto de soberanía, de negarnos a aceptar que la realidad es la que es. Es un acto de resistencia enconada, furiosa". A pesar de la crisis que padece España, Muñoz Molina no es pesimista en lo que a la literatura se refiere. "La literatura nunca ha sido un fenómeno de masas, y creo que, comparativamente, los lectores de ahora siguen siendo muy sofisticados en muchos casos", ha dicho el premiado antes de reconocer que sí le preocupa que, "con el pretexto de la crisis y de las nuevas tecnologías, cosas que estaban arraigadas en España puedan desaparecer, como la educación, las bibliotecas y las librerías". Y si desaparecen, "la literatura saldría perjudicada". 

En cuanto a su faceta de intelectual comprometido, ha señalado que "sólo se puede escribir de verdad en un estado de absoluta libertad interior". Esa faceta de intelectual comprometido es una de las que le ha reconocido el jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Letras y ha quedado patente también en su último libro, "Todo lo que era sólido" (Seix Barral), con el que este escritor ha querido hacer "una reflexión personal sobre el tiempo que a cada uno nos ha tocado vivir". Con este ensayo ha querido suscitar "un debate verdadero sobre la situación actual de España". 

"El libro es un intento de explicarme aquello que existe y que puede dejar de existir. No es una acusación contra nadie, ni mucho menos. Es un ejercicio de autocrítica, porque yo he sido consciente de muchas cosas, pero de otras, no", advertía. "Pero comprendo que todo el mundo anda muy ocupado y que leerse los libros antes de criticarlos es un esfuerzo", afirmaba con ironía Muñoz Molina, en alusión a algunas de las críticas que ha recibido por este libro.