Arqueólogos y científicos españoles alertan a la UNESCO sobre los graves riesgos de abrir indefinidamente la cueva de Altamira. Recuerdan que hasta la luz daña las pinturas, con 14.000 años de antigüedad. Son patrimonio de la Humanidad, y aquí la UNESCO tiene mucho que decir.

En el último año, 250 personas afortunadas han podido entrar y ver la historia. Altamira estaba cerrada al público desde 2002, el año pasado se permitió el acceso de cinco personas durante 37 minutos.

Pinturas casi vivas, que conservan una gran fuerza pese a estar hechas hace más de 10.000 años. Ahora el patronato tiene que decidir si continúan de forma indefinida teniendo en cuenta una carta que el departamento de prehistoria de la Universidad Complutense ha enviado a la UNESCO.

En la carta, de manera muy clara, con el apoyo de los investigadores del centro superior de Investigaciones Científicas, se rechaza la posibilidad de mantener las cuevas abiertas al público. Se argumenta que el tráfico en el interior de la cueva es muy perjudicial para las pinturas y que el umbral de riego ya ha sido superado, entendiendo la reapertura como una propaganda política.