Mientras el problema en otras zonas del planeta está en la falta de recursos, en las áreas más ricas el origen no hay que buscarlo en la escasez de medios, sino en su alcance -que deja fuera a algunas comunidades aisladas- y la falta de confianza en las vacunas. Así, a veces el problema no tiene nada que ver con la disponibilidad: son padres que deciden no vacunar a sus hijos pese a las recomendaciones de la OMS.