Científicos de la NASA han abierto una muestra de roca y suelo intacta de la Luna traída por el Apolo 17, la primera vez en más de 40 años que se abre una muestra lunar prístina de las misiones Apolo.
El objetivo es preparar el escenario para que los científicos practiquen técnicas para estudiar futuras muestras recolectadas en las misiones de Artemis.
La muestra, abierta el 5 de noviembre, en el Laboratorio de conservación lunar en el Centro Espacial Johnson de la agencia en Houston, fue recolectada en la Luna por los astronautas del Apolo 17 Gene Cernan y Jack Schmitt, quienes introdujeron un tubo de 4 centímetros de ancho en la superficie de la Luna. Otra muestra está programada para abrir en enero.
La muestra se abrió como parte de la iniciativa de Análisis de Muestras de Próxima Generación (ANGSA) de la NASA, que está aprovechando tecnologías avanzadas para estudiar muestras de Apolo utilizando nuevas herramientas que no estaban disponibles cuando las muestras fueron devueltas originalmente a la Tierra.
"Hoy podemos hacer mediciones que simplemente no fueron posibles durante los años del programa Apollo", dijo en un comunicado Sarah Noble, científica del programa ANGSA en la sede de la NASA en Washington. "El análisis de estas muestras maximizará el retorno de la ciencia de Apolo, así como permitirá que una nueva generación de científicos refine sus técnicas y ayude a preparar a los futuros exploradores para las misiones lunares previstas en la década de 2020 y más allá".
Las muestras, conservadas para su estudio
Desde la era de Apolo, todas las muestras que fueron devueltas a la Tierra se almacenaron cuidadosamente en el laboratorio para preservarlas para las generaciones futuras. La mayoría de las muestras han sido bien estudiadas, y muchas son objeto de investigaciones en curso.
Sin embargo, la NASA también tomó la decisión de mantener algunas muestras completamente intactas como una inversión en el futuro, lo que les permitirá ser analizadas con tecnologías más avanzadas a medida que se desarrollen. Estos incluyen muestras que permanecieron selladas en sus envases originales, así como algunas almacenadas en condiciones especiales, todas destinadas a ser abiertas y analizadas con tecnologías analíticas más avanzadas que las disponibles entonces.
Un análisis sin precedentes
Las muestras de Apolo sin abrir se recogieron en las misiones Apolo 15, 16 y 17. Dos de esas muestras, 73002 y 73001, ambas recolectadas en el Apolo 17, se estudiarán como parte de ANGSA. Los avances en técnicas como la imagen 3D no destructiva, la espectrometría de masas y la microtomía de ultra alta resolución permitirán un estudio coordinado de estas muestras a una escala sin precedentes.
Las muestras 73002 y 73001 son parte de un 'tubo impulsor' de 60 centímetros de largo de regolito (roca y tierra) que se recolectó de un depósito de deslizamiento de tierra cerca del cráter Lara en el sitio Apollo 17. Las muestras conservan las capas verticales dentro del suelo lunar, información sobre deslizamientos de tierra en cuerpos sin aire como la Luna, y un registro de los volátiles atrapados dentro del regolito lunar, tal vez incluso aquellos que escapan de la Luna a lo largo del Lee-Lincoln Scarp, una falla en el sitio de aterrizaje del Apolo 17.
"Abrir estas muestras ahora permitirá nuevos descubrimientos científicos sobre la Luna y permitirá que una nueva generación de científicos refine sus técnicas para estudiar mejor las futuras muestras devueltas por los astronautas de Artemis", dijo Francis McCubbin, curador de astromateriales de la NASA en Johnson.
"Nuestras tecnologías científicas han mejorado enormemente en los últimos 50 años y los científicos tienen la oportunidad de analizar estas muestras de formas que antes no eran posibles".
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