Tanto sol trae un grave problema de salud a las personas que se exponen de forma continua en verano: la incidencia de melanomas se ha triplicado en los últimos 30 años. Por ello, es necesario plantearse la siguiente cuestión: ¿cómo distinguir una mancha cancerígena de un simple lunar?

Para saberlo, hay que usar el método ABCDE. 'A' de Asimetría: si un lunar no es redondo, peligro. Puede ser un melanoma. Hay que mirar también la 'B' de Bordes: si son irregulares y con picos, hay que prestarle atención. Ojo además al color, pues los melanomas pueden tener varios tonos; del marrón claro al negro.

La 'D' corresponde a su diámetro: si mide más de seis milímetros, es necesario acudir al médico. Y lo más importante, la 'E' de Evolución: si crece o se hace más grueso, el riesgo crece de forma notable. Para que quede más claro, laSexta analiza un ejemplo real con Luis Ríos, dermatólogo del hospital de Ramón y Cajal de Madrid.

Por cada milímetro que crece un melanoma, aumenta un 10% el riesgo de que se convierta en un cáncer mortal. Hay aplicaciones de móvil que nos ayudan a vigilar el desarrollo de nuestras manchas. Le haces una foto, la analiza y clasifica según la parte del cuerpo. Así se puede ir viendo cómo evoluciona y enseñársela al médico.

También existe un parche que ayuda a prevenir los melanomas. Lleva pigmentos fotosensibles. Con el móvil, mide el nivel de radiación solar que se acumula en la piel. Y a todo ello, una advertencia: el 65% de melanomas son culpa del sol.