Cristina sufre cáncer de colon. Se trató con quimioterapia pero no le daban esperanzas hasta que probó la inmunoterapia, con la que lleva tres años resistiendo. "No tengo la esperanza de que me voy a curar pero por lo menos prolongar la vida, que ya es mucho", cuenta Cristina Iniesta.

La inmunoterapia es la gran revolución de los Nóbel de Medicina de este año. Antes de ellos, la lucha contra el cáncer se hacía con quimioterapia: un ataque directo a la enfermedad, pero con duros efectos secundarios.

Hasta que los nuevos Premios Nobel se fijaron en los linfocitos T. Son nuestro ejército natural que destruye la células cancerosas. Descubrieron que tenemos dos proteínas, la CTLA-4 y la PD-1 que hacen de escudo e impiden a los linfocitos atacar el cáncer. ¿Qué hicieron ellos? Eliminar esa barrera para que los linfocitos destruyan con más fuerza las células cancerosas.

Es efectiva en un 30% de casos, sobre todo en los cánceres de piel, pulmón, vejiga, cabeza y cuello. Además, hay muchos menos efectos secundarios. "La eficacia se mantiene en el tiempo a pesar de que se haya retirado el tratamiento. Esto en la quimioterapia no ocurre", explica José Cabrera, director médico de Bristol-Myers Squibb.

El inconveniente es el precio: 60.000 euros por paciente.