Cada 3 de febrero se celebra el día de San Blas de Sebaste, obispo, médico y mártir. Actualmente es considerado el patrón de los médicos otorrinos y laringólogos, por esta razón, hoy todos los colegios de otorrinos y expertos médicos en la garganta está de celebración.
De obispo a médico: ¿quién fue San Blas?
Han transcurrido muchísimos siglos desde que San Blas dejó huella a partir de sus acciones como doctor y curandero. Nos remontamos al siglo III, cuando el joven Blas de Sebaste fue elegido obispo de su ciudad natal. Sebaste era una ciudad de la Armenia de aquel entonces, sin embargo a día de hoy pertenece a Turquía y recibe el nombre de Sivas.
Blas de Sebaste sentía curiosidad y le gustaba el mundo de la medicina y el arte de curar. Él consideraba que debía entregar su inteligencia a los demás y ayudar al prójimo en todo momento. A raíz de pequeñas curas aparentemente milagrosas, como evitar que un niño se ahogara con una espina espina, por la cual es considerado el patrón de otorrinos y laringólogos, su nombre recorrió toda Asia Menor y mucha gente comenzó a hablar de "el obispo que realizaba milagros".
El joven obispo consiguió que muchos paganos se convirtieran al cristianismo, lo cual empezaba a preocupar a posturas opuestas a esta corriente en aquel entonces. Aproximadamente, en el año 315 llegó la última y más cruel de las persecuciones promovidas por el Imperio Romano contra el cristianismo: la gran persecución. Fue Agrícola, gobernador de Capadocia y Armenia Menor, quien por mandato del emperador Licinio llegó a Sebaste en busca de Blas.
Después de atroces torturas, San Blas murió decapitado el 3 de febrero del año 316, aunque no está clara la fecha de su muerte. De este histórico personaje se sabe poco porque su vida se escribió cuando pasaron más de cuatro siglos de su muerte. Como ocurre en la vida de otros santos, los documentos sobre sus hazañas y virtudes están llenos de relatos de fantasía, pero todos coinciden en que ejercía generosamente la medicina y tenía un don con los males de garganta.
El cordón de San Blas
Quizás no conocías la historia de Blas de Sebaste pero puede que reconozcas la tradición del cordón de San Blas. Cuando llega el tres de febrero, la costumbre en algunos lugares donde se venera a este santo es ponerse al cuello un cordón de algodón. Según la tradición, este cordón debe estar bendecido y te protegerá de posibles catarros o enfermedades de garganta.
Normalmente, debes llevar el cordón al cuello durante nueve días, aunque este tiempo varía en función del lugar en el que se desarrolla la tradición. Pasados estos días, el cordón se quema y tu garganta quedaría protegida de todo tipo de enfermedades. En España, esta costumbre es muy típica en el País Vasco, donde también son muy famosas las galletas o las rosquillas y la torta de San Blas.
También se celebra el Día de San Blas en toda Salamanca. En esta provincia de Castilla y León se portan las gargantillas bendecidas: unas cintas de colores con la imagen del santo grabada anudadas al cuello. El objetivo es el mismo: recordar el patronazgo de Blas de Sebaste sobre los enfermos de afecciones de garganta. En este caso, la gargantilla se quita el Martes de Carnaval y se quema el Miércoles de Ceniza.
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