La vida de Ben Pasternak no es como la de cualquier adolescente de su edad. Sin ni siquiera haber terminado la Secundaria y con apenas 16 años se ha trasladado a la Gran Manzana, desde donde dirige su propia empresa.
Lo de dibujar en la esquina de los libros entre clase y clase es cosa del pasado. Pasternak aprovechó su aburrimiento en clase de ciencias para diseñar su primera aplicación móvil. Se trataba de un videojuego ‘Impossible Rush’ y era solo la primera piedra en su camino hacia el éxito. Los expertos de Silicon Valley no tardaron en poner sus ojos sobre el talento de este joven e invirtieron en sus aplicaciones.
No obstante, como todos los padres del mundo, también los de Pasternak intentaron mantener a su hijo con los pies sobre la Tierra y le aconsejaron centrarse en sus estudios y 'guardar' su talento para más adelante.
Sin embargo, el joven no iba a darse por vencido tan fácilmente y propuso a sus padres dejar el colegio con la condición de que él mismo conseguiría el dinero para financiar su próximo proyecto.
Pasternak no lo tuvo muy difícil y es que directivos de Twitter, Instagram o Snapchat no se lo pensaron a la hora de invertir en su idea y el joven de 16 años consiguió reunir dos millones de dólares con los que dijo adiós a sus estudios de Secundaria.
Con el dinero suficiente y su talento como única compañía se trasladó a Nueva York donde ahora vive en un apartamento solo y dirige su propia empresa, formada por otros siete jóvenes brillantes como él menores de 20 años. Una empresa que, por cierto, maneja un presupuesto de millones de dólares.
Las tres aplicaciones creadas por Ben Pasternak hasta el momento han alcanzado el primer puesto de Apple Store, por lo que no es de extrañar que muchos ya lo vean como el futuro Steve Jobs.
Además, el joven acaba de lanzar su última aplicación 'Flogg', una aplicación gratuita para iOS donde los usuarios pueden comprar y vender a su antojo.
Publicado en la revista 'Nature'
Investigadores españoles descubren cómo una alteración neuronal podría ser clave en el origen del autismo
Un paso más Científicos de Barcelona identifican cómo la pérdida de un pequeño fragmento de ADN en la proteína CPEB4 altera la regulación de genes esenciales para el desarrollo neuronal, ofreciendo nuevas pistas sobre el origen del autismo y sentando las bases para posibles terapias futuras.