¿Por qué cada vez más gente se pasa al coche eléctrico?

Todavía existen muchas dudas sobre los coches eléctricos. Sin embargo, cada vez son más conductores los que confían en sus virtudes y deciden realizar la fuerte inversión que supone comprar un vehículo con esta motorización. Ya hay suficientes razones para que los eléctricos ganen protagonismo en las carreteras españolas.

Los coches eléctricos lucen la Etiqueta CERO de la Dirección General de Tráfico. Solo los coches con este distintivo pueden aparcar en las calles del centro de Madrid, por ejemplo. Las restricciones medioambientales siguen aumentando en las ciudades españolas y los conductores prefieren curarse en salud pasándose a la motorización que regatea todas las limitaciones.

Frente al tráfico

También es posible sortear tráfico en las ciudades que permiten que los coches eléctricos usen el carril bus. En un mundo con un tráfico tan denso, este es uno de los argumentos más poderosos para combrar un vehículo con esta motorización. Además, junto a evitar las restricciones, es un motivo por el que los coches eléctricos son especialmente útiles en grandes contextos urbanos.

Otra de las grandes virtudes es el repostaje. Ir a un punto de cargar y recuperar la autonomía del vehículo sale muchísimo más barato que repostar gasolina. Por lo tanto, es cierto que un coche eléctrico sale el doble de caro que uno de combustión. Sin embargo, a la larga supone un ahorro en consumo de combustible. De hecho, respecto a la economía, en algunas regiones tener un coche eléctrico supone ventajas fiscales como no pagar rodaje.

Un vehículo eléctrico no necesita de tantas piezas para propulsarse y esto reduce el número de componentes susceptibles de sufrir una avería. En consecuencia, la necesidad y el coste de mantenimiento se reducen. Los motores eléctricos, además, son mucho más eficientes que los de combustión, por lo que el potencial de rendimiento es bastante mayor.

Cualidades de conducción

Uno de los principales atractivos de los coches eléctricos está en su conducción. Es muy suave, incluso parece que se flota, no se nota el rozamiento con el asfalto y la dirección es muy ligera. Explota el erotismo de conducir. Y se hace en pleno silencio porque el constante ruído del motor de combustión se elimina.

Este es un sintoma claro del cambio de percepción sobre los coches eléctricos. Hace pocos años, este silencio era un prejuicio negatico. Se hablaba del peligro que suponía para los peatones no escuchar llegar un coche. Sin embargo, ese prejuicio se ha convertido en virtud. Ahora se comenta el gusto de no tener un runrún constante dentro del habitáculo.

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