Peugeot, Argentina y el cruce entre la Fórmula 1 y el Mundial de Rallies

Es indudable que las historias donde dos disciplinas se cruzan siempre son apasionantes. Una de las mejores demostraciones de este hecho la da Fernando Alonso con su próxima participación en las 500 millas de Indianápolis. A lo largo de la historia ha habido otras situaciones parecidas y una de ellas la protagonizó Carlos Reutemann, cuando en 1985 formó parte del equipo oficial Peugeot en el Mundial de Rallies en su época más salvaje con los Grupo B y en su caso, el inolvidable 205 Turbo 16 Evo 2. Fue sólo en el Rally de Argentina pero el resultado mereció la pena. Desde el primer momento y sin ningún tipo de sorpresa teniendo en cuenta cómo se estaba desarrollando la temporada de 1985, Peugeot marcó el ritmo con Ari Vatanen en primera posición. El piloto finlandés había firmado dos victorias en las dos primeras pruebas del Mundial pero a partir de entonces había sufrido todo tipo de problemas que le dejaban por detrás de un impecable Timo Salonen que iba lanzado hacia la consecución de un título que debería confirmarse en Finlandia. Precisamente Salonen empezó peleándose por el segundo puesto con Stig Blomqvist, estrella de Audi. El sueco parecía ser la única alternativa al as de Peugeot pero con el paso de los tramos quedó claro que tampoco en Argentina iba a haber duelo real y los problemas de motor de Blomqvist sellaron el dominio galo. Arriba sólo quedaba el Audi Quattro A2 del austríaco Wilfried Wiedner, apoyado en todo momento por la marca para restar puntos a Peugeot.

De hecho, la marca francesa habría podido buscar un doblete pero un grave accidente de Vatanen dejó al líder del evento fuera de competición. Fue un milagro que salvara la vida y tardó 18 meses en recuperarse de sus lesiones en las piernas, más allá de las lesiones internas en su torso. Afortunadamente Vatanen logró volver a la competición, ganar dos veces el Pikes Peak y cuatro veces el Rally París-Dakar, asociado siempre con Peugeot excepto en 1991 cuando ganó este último evento con Citroën. En cuanto al Rally de Argentina, esto dejaba a Salonen en cabeza y a Wiedner segundo... con un Carlos Reutemann que a pesar de sufrir algunos ligeros problemas técnicos conseguía mantener el tercer puesto con solidez. El difícil terreno argentino, la dureza de la prueba y una inscripción algo menos concurrida que en los mayores eventos europeos jugaban a favor del ídolo local, que esperaba repetir lo que ya había logrado en 1980 a bordo de un FIAT.

La actuación del ex-piloto de Fórmula 1 había sido impecable hasta el momento y a pesar de ser oficialmente un piloto retirado se había adaptado de maravilla a las exigencias del mundo de los rallies, descubriendo además cómo sacarle provecho al fiero 205 T16 E2 bajo fuego real ya que no hubo pruebas antes del evento. El rally prosiguió sin problemas para él y pudo asegurarse un segundo podio en su segunda aparición en el WRC. En su día llegó a hablarse de la posibilidad de que siguiera en los rallies aunque al final optó por seguir con la política. En cualquier caso, su tercer puesto era un resultado excelente y su popularidad hizo que la afluencia de público fuera enorme durante todo el evento, sobre todo en aquellos tramos más cercanos a las poblaciones. En cabeza, Salonen no llegó a tener nunca un rival serio y se impuso con autoridad mientras Wiedner era segundo en su debut mundialista con seis victorias de tramos. Para sorpresa general, el cuarto puesto fue a parar a manos de Shekhar Mehta, el experto piloto del Rally Safari que a bordo de un Nissan 240 RS logró un buen resultado gracias a un pilotaje comedido, sin excesos pero sin errores a pesar de no contar con una máquina con tracción integral. Tras él y en segundo lugar entre los pilotos argentinos, Ernesto Soto sorprendió en quinto puesto en su Renault 18 GTX. Menos suerte tendría su compañero Jorge Recalde, aunque acabaría ganando en 1988... pero eso es historia para otro día.