Hace unas semanas saltaba la noticia: la Guardia Civil ya tenía en su poder una nueva hornada de radares de última generación, radares que comenzarán a operar al 100% de su capacidad en la Semana Santa de este año, que comienza en apenas unos días con el objeto de reducir al máximo la siniestralidad en nuestras carreteras (o eso dicen).

Estos nuevos radares son más compactos e inteligentes que nunca, pero, ¿sabemos realmente cómo funcionan? Para empezar, estos radares Velolaser de pequeñísimo tamaño se pueden instalar tanto en una estructura fija (en el suelo mediante trípode o en un guardarraíl, por ejemplo) como en una estructura móvil como la carrocería de un vehículo en movimiento.

El fabricante de estos radares es Invia Sistemas, una empresa española, y afirma que la facilidad de uso es tal que desde que se saca de su estuche hasta que comienza a controlar el tráfico no pasan más de 60 segundos, sin duda un tiempo récord al que contribuye una simplicidad de utilización muy notable.

Su funcionamiento se rige por medio de emisores y receptores láser, lo que los hace prácticamente indetectables para los sistemas -ilegales- que montan algunos conductores en sus vehículos. Además, es capaz de controlar hasta dos carriles simultáneamente, realizando mediciones tanto a vehículos que se acercan como a vehículos que se alejan.

Además, los agentes pueden controlarlo mediante dispositivos electrónicos estilo 'tablet', tanto por Wi-Fi como por red 3/4G, haciendo posible que la patrulla no esté al lado del radar. De hecho, pueden operar remotamente siempre que la conexión con el sistema de control se haga mediante datos 4G. Capaces de 'cazar' vehículos que circulen hasta velocidades de 250 km/h tanto de día como de noche, parece que nadie podrá escapar de las garras de estos pequeños artilugios.