A pesar de la creciente oferta y demanda de los alimentos ecológicos, se han realizado pocas investigaciones científicas sobre ellos, por lo que hay poca evidencia de que sean mejores que los alimentos producidos convencionalmente. Por lo que hoy persiste el gran debate entre los expertos en relación a las diferencias nutricionales de la leche ecológica y la leche convencional.

Las concentraciones de nutrientes en los alimentos de origen animal pueden variar según la dieta del animal. En la producción convencional, los suplementos minerales se proporcionan en la alimentación del ganado, sin embargo, en la producción orgánica, el ganado depende del contenido de minerales que presente el propio suelo, que a veces puede no ser suficiente. Por ello, el contenido de minerales, especialmente zinc, cobre y yodo, en la leche ecológica se muestran más bajos comparándolos con la leche convencional, ya que son los que se suelen suplementar en la alimentación de los animales en sistemas tradicionales.

A pesar de que los productos lácteos presentan niveles más bajos de minerales como cobre o zinc, esto no resulta un problema, ya que no se considera que la leche sea la principal fuente de estos minerales en nuestra dieta. El cobre se encuentra presente mayoritariamente en ostras y otros mariscos, legumbres, granos enteros, patatas, nueces y vísceras. Por otro lado, entre los alimentos ricos en zinc podemos destacar las ostras, carnes de res, hígados, germen de trigo y semillas.

Sin embargo, el yodo se considera un mineral imprescindible para el desarrollo neurológico y metabolismo del cuerpo, especialmente en el embarazo, periodo de lactancia y durante la infancia. Un déficit de este micronutriente puede desencadenar una enfermedad conocida como bocio. Antiguamente, la falta de yodo era un problema importante en muchas partes del mundo, en especial en aquellas poblaciones que vivían retiradas de la costa y por tanto tenían un escaso consumo de pescado, por lo que la leche y sus derivados eran la principal fuente de yodo. Aunque a día de hoy, en países como España, el aporte de yodo en la dieta está cubierto con alimentos ricos en este micronutriente tales como, pescados azules y mariscos, huevos, leche y derivados, además del uso de la sal yodada.

Por otra parte, no se han mostrado diferencias en cuanto a la cantidad de sustancias tóxicas, como por ejemplo el cadmio, un dato que preocupa bastante a los consumidores de productos no ecológicos, ya que como hemos mencionado anteriormente todos los productos alimenticios eco o no, pasan rigurosos controles de sanidad y calidad alimentaria.

Por último, sí han encontrado algunas diferencias en relación al perfil lipídico y diversos estudios han demostrado que la leche ecológica presenta mayor contenido en vitamina E, ácidos grasos esenciales, como los omega-3, ácido linoleico conjugado (CLA), antioxidantes y betacaroteno frente a la leche tradicional.

Por todo ello, no sería del todo cierto afirmar que los productos ecológicos son mejores o más buenos que los tradicionales, para ello necesitaríamos más investigaciones y estudios que respalden esa creencia, ya que como hemos mencionado son mínimas las diferencias, a nivel nutricional, las que podemos encontrar entre eco y convencional.

Al haber menor producción de leche por parte del ganado ecológico, puede que esta sea de mayor calidad, pero eso ya está en el criterio propio de cada uno. Sí que podemos afirmar que en las producciones ecológicas se preocupan por el bienestar animal y del planeta y que generalmente son productos de mayor coste, por los motivos expuestos anteriormente, pero parece que los consumidores están dispuestos a pagarlos.