La Mesa es el órgano que gobierna la Cámara Baja y organiza el trabajo parlamentario. Está compuesto por 9 miembros, incluida la presidenta o presidente del Congreso. Es el sitio en el que se habla de todo lo que pasa, va a pasar o nunca pasará. Todas las decisiones se toman de manera colegiada, por mayoría. Tener la mayoría de la mesa es controlar la vida parlamentaria. Es el sitio en el que se decide cómo, cuándo y dónde se debaten las iniciativas parlamentarias presentadas por los diferentes grupos. La Mesa del Congreso puede decidir, incluso, si dejar algunas iniciativas en un cajón para que mueran sin pena ni gloria.

No hay duda de que en la futura Mesa, el bloque de izquierdas ostentará la preciada mayoría con 5 puestos y que Meritxell Batet repetirá como Presidenta de la Cámara.

En el reparto, el PP obtendría 2 puestos en la Mesa. Los mismos que le corresponden a Vox con sus 52 diputados. En concreto, una Vicepresidencia y una Secretaría. El partido de Santiago Abascal va a pelear, dicen, por lo que les corresponde. Ni más ni menos.

Para arrebatarles esos dos puestos, PSOE Y Unidas Podemos necesitan la colaboración del resto de grupos parlamentarios. Incluido el PP. Y aquí llega el obstáculo. Desde Génova no quieren saber nada de un boicot a Vox: "El PP no tiene nada que hablar con el PSOE de este asunto". Así de tajantes zanjan la propuesta a día de hoy. El PP intenta trazar su estrategia política después del ascenso de Vox. Están preocupados, conscientes de que no va a ser fácil construir un discurso moderado con 52 diputados de Vox sentados en el hemiciclo, levantando la voz y los brazos cada vez que tengan ocasión. Los populares tienen clara una cosa: "Vetar a Vox les convierte en víctimas y les da más alas. Ni vetos, ni apoyos".

A día de hoy no hay negociaciones formales sobre la composición de la Mesa. Son conversaciones informales y globos sonda que van de un lado a otro para ver cómo caen. La fecha límite para los pactos es el próximo 3 de diciembre, día de la constitución de las Cortes.

Pero además de la Mesa, en las próximas semanas, en los pasillos del Congreso se negociarán muchas cosas más. Hay que decidir quiénes presiden las mesas de las diferentes comisiones. Tampoco es una cuestión baladí porque son las mesas de esas comisiones las que deciden qué Ministros o altos cargos deben comparecer y dar explicaciones sobre posibles polémicas. Al PSOE y a Unidas Podemos les convendrá también tener mayoría en esos órganos.

A todas estas cuestiones estratégicas y políticas hay que sumar también los beneficios económicos de ocupar determinados puestos en el Congreso.

Por ejemplo, la vicepresidencia de la Mesa del Congreso tiene un complemento mensual en la nómina de 3.106 euros. El extra económico de la presidencia de una comisión es de 1.516 euros. Entenderán que nadie quiera quedarse fuera del reparto.

El peor posicionado en la parrilla de salida para todas estas operaciones es Ciudadanos. Con 10 diputados tiene poco margen para ocupar puestos relevantes. Depende de la bondad del resto de grupos. Habrá que ver si en el PP están dispuestos a echar una mano a Arrimadas. Son varios los dirigentes populares que sí apuestan por ayudar a quien es su socio en varios gobiernos autonómicos, cediéndoles algunos puestos aunque, calculadora en mano, no les correspondan. Las próximas semanas veremos cómo terminan los pactos de un lado y otro. Negociaciones que se producen en paralelo a las de la formación de Gobierno. Casi nada.